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Natalidad: Pocos niños y cada vez más tarde

El progresivo retraso en la maternidad se suma al descenso de la natalidad y contribuye a agravar el envejecimiento de la población

Niños y familiares en el exterior de un colegio en Alicante. JOSE NAVARRO

La caída de la natalidad que viene registrándose de manera prácticamente continuada desde 2008 plantea un escenario demográfico difícil a medio plazo, con una población cada vez más envejecida y en retroceso, al verse la cifra de nacimientos superada por la de mortalidad a edades longevas. Un panorama que se hace todavía menos halagüeño al observar cómo no solamente nacen cada vez menos niños y niñas, sino que además vienen más tarde. Las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), vistas al detalle, reflejan cómo en 1.175 de los 15.259 nacimientos que se registraron en la provincia en 2016 la madre tenía al menos 40 años; ocho años antes, la proporción fue de 756 sobre 20.202.

Llevado esto a datos relativos, esto supone que el porcentaje de nacimientos de madres con 40 años y más se ha duplicado en menos de una década, al pasar en este tiempo de ser el 3,7% del total al 7,7%. El incremento en números absolutos es prácticamente continuo, en paralelo al descenso de la natalidad. La tendencia se hace clara al ver también cómo cada vez hay más mujeres que son madres pasados los 45 años, y que incluso hay un goteo anual de unos pocos nacimientos en los que la madre ha alcanzado ya los 50. No parece que se vaya a invertir a corto o medio plazo.

El retraso en la maternidad viene dándose desde hace ya tiempo, animado por cambios sociales como los avances en derechos civiles e incorporación al mercado laboral en puestos cualificados de la mujer. Lo corrobora el director del Departamento de Sociología I de la Universidad de Alicante (UA), Raúl Ruiz Callado, quien recalca que «la maternidad se reduce a la vez que se posterga». Entre otros aspectos, porque biológicamente puede resultar complicado tener hijos después de los 40 años. De hecho, la creciente actividad de los centros de reproducción asistida es reveladora en este aspecto. Además, el docente recuerda que «está cambiando la percepción de cada etapa vital», de manera que «se prolonga la juventud» como estilo de vida más hedonista, mientras que ser madre o padre « se percibe como una gran responsabilidad», que precisa también de una estabilidad económica que no siempre se da.

Ruiz Callado relaciona también esta maternidad tardía con «una sociedad más individualizada», en la que al tener hijos se anteponen otras inquietudes, tanto en mujeres como en hombres, como alcanzar una determinada meta profesional o vivir todo tipo de experiencias que resultaría difícil tener teniendo al cargo hijos pequeños. Asimismo, señala que existe «mucha menos presión social» que en otras épocas para tener descendencia. Con todo, el profesor señala que «aún sería más bajo el índice de natalidad si no estuvieran las abuelas», que prestan apoyo en el cuidado de hijos en un contexto en que «aún falta mucha corresponsabilidad por parte de los varones».

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