El rastro del botellón del Sábado Ramblero aún era perceptible ayer en puntos como la plaza de Gabriel Miró, donde operarios de mantenimiento seguían retirando confetis y cristales y sacando de la fuente de la Aguadora botellas y vasos; el parque de Canalejas, con serpentinas en algunos ficus y máscaras en las fuentes; y la Rambla, donde las suelas se pegaban al pavimento a la altura de La Mariposa, monumento con restos de vómitos. Y eso que los empleados de limpieza llevan dos días retirando basura del Carnaval: 33 toneladas, tres más que el año pasado. Son datos del Ayuntamiento.

Pero si hay una fiesta que traerá cola es la que se celebró en Gabriel Miró en torno a una barra de discoteca que se instaló en la plaza, protegida dentro del Plan Especial del Centro Tradicional, y que tiene ficus y olmos declarados arbolado monumental.

Los vecinos de la Asociación del Centro Tradicional se quejan de que en la plaza se montó una discoteca, «como en Hogueras», sin contar con ellos y sin proteger el jardín y sus ficus centenarios, que fueron invadidos, pisoteados en sus raíces y pasto de los orines.

Los vecinos llamaron a los agentes adscritos a la Concejalía de Urbanismo para que hicieran mediciones por las vibraciones del suelo y los cristales debido a la música. «Sufrimos 57 decibelios en las casas y 87 decibelios en los sonómetros de la calle. Invadieron nuestra privacidad con el consentimiento del Ayuntamiento desde las 16 horas hasta las 4 de la madrugada. Doce horas de música. ¿Qué cuerpo soporta está aberración?».

Según midió el sonómetro que instaló el propio Ayuntamiento en la plaza de Gabriel Miró, el sábado a las 17 horas había 86,8 decibelios; a las 3 de la madrugada del domingo había 87,8; y a las 9 de la mañana 75,5. La Organización Mundial de la Salud recomienda no superar los 55 decibelios de noche y 65 decibelios en el día.

Los comerciantes alertaron de «la permisividad y el mal uso de un espacio público protegido como es la plaza Gabriel Miró, por la que muchas personas nos hemos dejado la piel y mucho trabajo», señaló en nombre del colectivo Pepa Torregrosa. Y reclaman la prometida remodelación para el enclave.

Compromís también criticó ayer, a través de su portavoz, Natxo Bellido, la instalación de una barra donde se servían copas y música que atrajo a una multitud a la plaza, «que se aglomeró e invadió las zonas protegidas de ficus y olmos centenarios, dejando a su paso abundante basura».

Bellido cargó contra el equipo de gobierno, recordando que en el Catálogo de Protecciones su conjunto está considerado Bien de Interés Cultural y por ello «cualquier actividad cultural y social en su entorno requiere medidas de protección», como se exige para montar, recordó, el Mercado Nazareno, el encuentro de bolilleras o las jornadas de pintura. También Arzobispo Loaces, Alemania y Portugal, «eran auténticos ríos y lagos de orines», según un colectivo crítico contra la micción en las calles.