Las mujeres representan el 54% de los alumnos de las carreras de ciencias, según datos del Ministerio de Economía. Sin embargo, conforme se va ascendiendo en la escala, su presencia se va desvaneciendo. El porcentaje de investigadoras en universidades y centros de investigación es del 40% y el 79% de los cargos de dirección y cátedras de las universidades públicas están ocupados por hombres y solo un 21% por mujeres. Con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, cuatro investigadoras del Instituto de Neurociencias de Alicante dan su visión sobre los obstáculos a lo que se tiene que enfrentar una mujer que quiere dedicar su vida profesional a la investigación.

«Esta es una profesión absorbente, a la que debes dedicar muchas horas y es difícil conciliar tu vida laboral con la familiar», señala Ana Gomis. Largas jornadas en el laboratorio con horarios supeditados al tipo de investigación y al ritmo en el que ésta avance hacen que muchas tiren la toalla para criar a sus hijos. La investigadora Sandra Jurado cree que «en general nos falta confianza a la hora de pensar que nuestra carrera es más importante». Un problema que, a su juicio, se arrastra desde la infancia y la manera en la que se educa a las niñas. «Los objetivos profesionales de la mujer parece que no deben ser tan altos como los de los hombres».

Estas mujeres investigadoras coinciden en señalar que en el ámbito en el que trabajan el machismo todavía campa a sus anchas. «En cada uno de mis embarazos he tenido que escuchar que ser madre y tener una carrera de éxito están reñidos, algo que no ocurre con mis compañeros», explica Guillermina López Bendito, para quien en muchas ocasiones «son las mujeres que están en puestos de alto nivel las que exigen mucho más a las que están abajo y tienen hijos».

Para la investigadora Ángela Nieto el problema no es específico de la ciencia. «Falta apoyo de la sociedad en general, porque lo que nos ocurre a nostras, ocurre en otras profesiones». En la sociedad actual, «los roles siguen estando muy definidos, y la carga de trabajo para nosotras es doble».

El consejo que esta investigadora da a las jóvenes: «que además de un buen laboratorio, escojan bien a su pareja».