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Casi 500.000 dosis de metadona al año para tratar la dependencia a la heroína

El Centro Provincial de Drogas de Cruz Roja elabora este compuesto químico para repartirlo en toda la provincia a través de la red sanitaria pública

Uno de los pacientes en tratamiento recoge y toma su dosis en el Centro Provincial de Drogas de Cruz Roja. pilar cortés

Carlos se acerca al Centro Provincial de Drogas como cada lunes para recoger sus 10 miligramos de metadona. Su dosis es tan solo una de las miles y miles que elabora el laboratorio de Cruz Roja en colaboración con la Conselleria de Sanidad para toda la provincia de Alicante. En 2017 fueron 496.092, repartidas a través de las Unidades de Conductas Adictivas (UCA) de las diferentes localidades del territorio, un «metabús» y centros penitenciarios; una cifra considerablemente alta, pero reducida en un 40% en los últimos diez años por la irrupción de un nuevo fármaco.

El Centro Provincial de Drogas, ubicado en la calle Escultor Bañuls, frente al Rico Pérez, elabora la metadona que pide la red sanitaria pública desde las UCA. «El médico hace una receta con una duración habitual de 6 meses de tratamiento, la recibimos y fabricamos las dosis que solicita para el paciente», explica Javier Rodríguez, responsable del Programa de Adicciones de Cruz Roja.

Una vez que el laboratorio ha fabricado las dosis, se reparten en pequeños botes. En 2017, la mayor parte de éstas se distribuyeron en centros de atención y penitenciarios. En concreto fueron 299.020 destinadas a 831 pacientes, según los datos recogidos por el laboratorio mencionado en Alicante. «La distribuimos a toda la provincia, incluidos los centros penitenciarios de Villena y Fontcalent», cuenta Rodríguez. Allí, pese a que no son quienes la suministran a los pacientes, Cruz Roja lleva a cabo programas de drogas que trabajan con las habilidades sociales, el riesgo de suicidio o la salud, entre otros.

El dispensario de Alicante, en el Centro Provincial de Drogas, es otra de las vías de entrega del compuesto químico a los pacientes. 363 de ellos recogieron allí 128.244 dosis durante el pasado año. «Estas dosis varian según el paciente y pueden estar entre 1 y 300 miligramos», explica Alicia Canosa, la farmacéutica encargada de la elaboración de este fármaco en Alicante.

La última forma de dispensación de la metadona se hace a través del «metabús»: un vehículo habilitado que hace salidas a diario para repartir los botes a pacientes de tres localidades. «Ahora nos vamos a El Palmeral, en Elche», explican Lidia y Maite, las dos enfermeras de Cruz Roja encargadas de este programa, tan solo un momento antes de arrancar el motor de la unidad móvil. Llegan, aparcan y van atendiendo a los usuarios tanto en Elche como en Orihuela y Benidorm. «Unos vienen una vez a la semana y otros todos los días, depende de lo que decida su médico en función de los análisis de orina». Cerca de 70.000 dosis se repartieron a través de este medio.

Descenso

El total de todas estas dosis asciende a 496.092, una cifra que se acerca al medio millón pero que se ha visto reducida en un 40% en los últimos diez años. En 2008 se elaboraron 326.482 dosis más de las que se hicieron en 2017, y el número de pacientes que la consumen también ha bajado en más de trescientos.

«Aparece un fármaco que se llama buprenorfina», explica Bartolomé Pérez, profesor de psiquiatría en la Universidad Miguel Hernández y especialista en drogadicción. «Y funciona, por lo que el cambio a este medicamento es una explicación de la bajada en el consumo de metadona».

Alicia Canosa aclara las diferencias entre la metadona y la buprenorfina. «La metadona es un sustituto de la heroína y la buprenorfina lleva un compuesto, pero también un antagonista de los opiáceos». «Los pacientes que toman buprenofina tienen que estar muy controlados porque si consumen otra cosa les da el síndrome de abstinencia», afirma la farmacéutica, quien añade que la mayoría de usuarios que atiende son policonsumidores.

«La ventaja que tiene la buprenorfina es la normalización del paciente. La metadona la recoges en un centro mientras que este fármaco lo tienes en la farmacia», continúa explicando Bartolomé Pérez. «El medicamento es muy bueno, pero se reduce la asistencia al paciente. Y la labor psicosocial que realiza Cruz Roja nunca es sustituible por una farmacia».

Entre quienes toman metadona, encontramos dos perfiles. «Uno puede que se vuelva crónico, haciendo vida normal pero sin querer dejar de consumir, y el otro busca deshabituarse. Pero este segundo grupo lo forman solo alrededor de un 3%, y de este porcentaje, el nivel de recaída es altísimo. La gente sale, pero el círculo con el que se mueve, en muchos casos, sigue consumiendo», explica Javier Rodríguez, responsable del programa de Adicciones.

Carlos tiene 45 años y es uno de los pacientes que atiende Cruz Roja. «Puedo recoger mis dosis una vez a la semana porque no consumo heroína desde hace años». «Está muy amarga, la acompaño de un vaso de agua. Me quita la ansiedad, el malestar y las ganas de consumir».

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