La empresa a la que en abril de 2015 se adjudicó el proyecto para reparar las cubiertas de la terminal del aeropuerto de Alicante-Elche en las que se habían detectado goteras ha terminado ya las obras, a falta de unos trabajos menores de embellecimiento de la parte que da a la terminal visible por los pasajeros. Motivo por el que en algunas zonsa de la terminal siguen observándose las mallas protectoras.

Aena, el ente gestor del aeropuerto de Alicante-Elche, adjudicó en abril de 2015 a la empresa catalana Acsa por cerca de un millón de euros la reforma de las cuatro cubiertas principales de la terminal para solucionar un problema que se detectó en 2012, al año de inaugurarse el nuevo edificio, pero que no había podido solventarse: las filtraciones de agua que se producían en el interior del aeropuerto en los días de lluvia. Lo que en un primer día se creyó que era un problema menor se terminó haciéndose grande y obligó, previo informe, a planificar una actuación integral en un edificio que costó 267 millones de euros.

La reparación de las cubiertas no ha afectado al tráfico aéreo en Alicante y, por otro lado, el gabinete jurídico de la compañía que ya cotiza en Bolsa, estudia repercutir el coste de la reparación en las empresas que construyeron la terminal si se determina que fueron responsables de la chapuza.

Las cubiertas del aeropuerto acogen, además, un conjunto de 40 cúpulas en cuya cúspide se colocó un lucernario de 6 metros de diámetro, remate que tiene la doble función de aportar luz natural y permitir la evacuación de humos en caso de incendio al contar con un sistema de apertura automática.

Otro elemento singular de la nueva terminal fue el muro cortina acristalado de 30.000 m2 que constituye el cerramiento exterior del edificio y permite a los pasajeros disfrutar de vistas al mar, a la pista y el estacionamiento de los aviones. De momento, el informe previo a la adjudicación de la obra sólo ha detectado filtraciones en las cubiertas.

Aena inauguró el 24 de marzo de 2011 la nueva terminal del aeropuerto tras una inversión total de 629 millones de euros (267 el edificio) dentro del plan de ampliación del aeródromo. El conjunto de las actuaciones permitieron duplicar la capacidad para atender a unos 20 millones de pasajeros al año, el doble de la cifra actual. La terminal, en forma de L, se compone de un dique de embarque paralelo a la pista y un edificio procesador perpendicular a ella. Su superficie total es de 333.500 metros cuadrados, frente a los 54.800 de las antiguas terminales 1 y 2, la primera desafectada para el uso aeroportuario y la segunda dedicada a la aviación general (privada, ambulancias...).

Las salas de embarque tienen una superficie total de 27.000 metros cuadrados y 26 puertas de embarque frente a las 16 del antiguo aeropuerto. Además, 16 pasarelas de conexión directa al avión, frente a las cinco anteriores. El hall de facturación tiene una superficie de 15.500 metros cuadrados y 98 mostradores de facturación, dos de ellos para equipajes especiales. La infraestructura se completó con 16 cintas (dos de ellas para equipajes especiales) y una superficie de las salas de recogida de equipajes de cerca de 15.900 metros cuadrados.

Además de la terminal, se construyó un nuevo edificio de aparcamiento de vehículos de seis plantas, con una superficie total de 122.500 metros cuadrados y capacidad de 4.200 vehículos que se sumaron a las 2.000 plazas actuales. Aparcamiento sobredimensionado como lo demuestra que haya plazas vacías. Otra actuación incluida en el plan de ampliación fueron los accesos y urbanización, adaptados a los viales que ya existían, así como la ejecución de una nueva central eléctrica, que contó con cofinanciación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional de la Unión Europea.

La terminal cuenta también con un Sistema Automático de Tratamiento de Equipajes (SATE), con capacidad para procesar 7.880 maletas a la hora y realizar la inspección del cien por cien del equipaje. El sistema funciona mediante bandejas en las que se les ha instalado un «chip» de radiofrecuencia lo que permite una total trazabilidad del equipaje y disminuir al máximo las posibles pérdidas.