Las inversiones en infraestructuras que recibe la Comunidad Valenciana son un 16 % inferiores con respecto a la media nacional. Esta situación de desventaja lastra, además, la productividad de los trabajadores valencianos en un 3,9 % en comparación con el resto de las autonomías.
Según un estudio realizado recientemente por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) para la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), no solo la Comunidad es una de las autonomías más afectadas por la falta de inversiones, sino que el Arco Mediterráneo en su conjunto también ha sufrido los recortes en materia de transportes. En este caso, las dotaciones son de media un 12 % menores a las del resto del país y la productividad por ocupado de la zona se sitúa un 1,6 % por debajo de la de España.
Una de las principales causas para que se produzcan estos datos es, como señala el estudio, la falta de inversión en el Corredor Mediterráneo. La paralización del desarrollo de esta red de comunicaciones ha impactado de lleno en las comunidades por las que discurre, situando la renta por habitante de estas en más de 11 % por debajo de la media española durante el año 2016.
La disponibilidad de unas infraestructuras de transporte adecuadas influye directamente en la capacidad de producción de los trabajadores y, por ende, de las empresas. Cuanto mayor sea la inversión en carreteras, líneas férreas, puertos y aeropuertos, mayor rendimiento de la población ocupada. Y es en este punto donde la Comunidad Valenciana suspende estrepitosamente.
Sexta en el escalafón
Partiendo del indicador de dotación de infraestructuras por ocupado, la Comunitat es la sexta con el ratio más bajo, solo por delante de Baleares, Madrid, Murcia, Navarra y Canarias, al recibir un 16 % menos de inversiones que la media nacional. El conjunto de regiones del Arco Mediterráneo también se encuentran en un valor negativo al percibir un 12 % menos.
La caída de la inversión en infraestructuras de transportes desde el año 2010 ha sido tan intensa que en ocho comunidades autónomas, entre ellas la valenciana, estas dotaciones no son suficientes como para reponer el capital que se deteriora.
Este «castigo» se extiende a todas las estructuras, que perciben una inversión inferior a la media de las otras regiones: en carreteras, la autonomía recibe un 22 % menos en gasto por ocupado; en ferrocarril, este dato se sitúa en un 10% menos y los aeropuertos se desploman hasta un 37 % por debajo.
La crisis que afecta a España en los últimos diez años ha sacudido con «virulencia» a la red de transportes. De hecho, según el informe ofrecido por AVE e IVIE, las infraestructuras que tenía la economía española en el año 2014 (momento del que se disponen los datos para analizar) son «prácticamente las mismas» que en 2010. Esta situación, que es extensible a las conexiones valencianas, ha llevado a los empresarios a estimar que, dado el gran impacto que tienen las infraestructuras de transporte sobre la competitividad de las empresas, es «necesario ejecutar cuanto antes, en tiempo y forma, y cumpliendo los plazos planificados, el Corredor Mediterráneo».
