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En zonas castellanoparlantes

Los médicos temen una fuga de especialistas por el valenciano

El Colegio de Médicos pide que el requisito del idioma se implante de manera progresiva

Aseguran que para su trabajo les es más útil el inglés y auguran una fuga de profesionales hacia otras provincias cercanas, como Murcia. El anuncio de que la Generalitat Valenciana quiere exigir conocimientos de valenciano a los médicos y enfermeros que entren a trabajar en centros de salud y hospitales de la Comunidad ha levantado ampollas entre los profesionales de zonas castellano hablantes, especialmente de las localidades más turísticas. «Un 60% de los pacientes a los que atiendo son extranjeros, por lo que me comunico con ellos en inglés», explica José Peris, delegado del Sindicato Médico en Torrevieja. En esta localidad de la Vega Baja trabajan además muchos profesionales de otras provincias, dada la dificultad de encontrar profesionales en bolsa en muchas categorías. «A ellos les va a afectar muy negativamente esta medida y muchos pueden optar por regresar a sus provincias o marcharse a trabajar a otras zonas de España donde la lengua no sea una exigencia».

Francisco Sansano, médico en Elda, pide que el valenciano se mantenga como un mérito y recuerda que esta lengua puntúa igual que un doctorado «cum laude» para las oposiciones.

El Orihuela, el delegado del Sindicato Médico, José Manuel Peris, explica que en los últimos años se está contratando a muchos médicos extranjeros para suplir la falta de especialidades, «y a ellos esta medida les va a afectar especialmente».

La exigencia del valenciano también puede mermar aún más la bolsa de enfermeros, especialmente deficitaria en algunas épocas del año. «Se corre el riesgo de que se pierdan buenos profesionales, tanto en asistencia como en investigación», explica Belén Payá, presidenta del Colegio de Enfermería, quien rechaza categóricamente la imposición del valenciano. «El manejo de la cultura tiene que ser espontáneo, no puede haber una obligación. Por mucho que lo impongan laboralmente no van a conseguir que haya más valenciano hablantes».

En la misma línea, Carmen Flores, secretaria de acción sindical del Sindicato de Enfermería, cree que la lengua «no puede ser tenida en cuenta como un requisito para trabajar en la sanidad, ya que son más importantes otros méritos, como la experiencia profesional, las publicaciones o los cursos a los que ha asistido el candidato».

Menos beligerante se muestra el presidente del Colegio de Médicos, José Pastor, para quien es necesario «ir normalizando el uso del valenciano en todos los ámbitos». Pastor afirma que existe un elevado número de pacientes mayores, sobre todo de las localidades más pequeñas del norte y del interior de la provincia, que no hablan más que en valenciano y a quien les cuesta mucho comunicarse con sus médicos. «Son los pacientes más vulnerables y lo pasan muy mal cuando tienen que explicarle al médico qué les pasa». Con todo, el representante de los médicos de la provincia cree que la exigencia del valenciano debe ser gradual. «Tienen que dar el tiempo suficiente a los médicos para que se puedan preparar, y en ningún caso puede haber profesionales que pierdan su empleo por este motivo». No obstante, Pastor no cree que la exigencia del valenciano vaya a crear muchas dificultades a los futuros médicos. «Los jóvenes de la provincia ya terminan sus estudios con un nivel adecuado de valenciano y quienes vienen de fuera seguro que tienen la voluntad de adaptarse sin que haya más problemas».

Por su parte, la Conselleria de Sanidad se muestra de momento prudente ante el nuevo requisito que la Conselleria de Justicia prevé introducir a través de la nueva ley de Función Pública, cuyo anteproyecto de ley se aprobó en el pleno del Consell el pasado viernes. Sanidad alega, en este sentido, que la norma aún está en fase inicial. «La ley todavía está en desarrollo y aún está sujeta a enmiendas, a la negociación con los sindicatos y a un posterior desarrollo del reglamento», señalan fuentes de la Conselleria de Sanidad. No obstante, desde el departamento de Carmen Montón sostienen que el espíritu de la norma en el caso de la sanidad «es compatibilizar los derechos lingüísticos con la necesidad asistencial».

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