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En la provincia

El sector inmobiliario inicia en un año más de 6.400 nuevas viviendas

La actividad de la construcción aumentó más de un 32% en Alicante en 2017, según el balance del Colegio de Aparejadores

Las grúas vuelven a poblar el paisaje de municipios como Torrevieja. rate bas

La construcción toma impulso en la provincia. A pesar de un inicio de ejercicio algo titubeante, Alicante logró cerrar el pasado año 6.414 nuevas viviendas iniciadas, lo que supone un incremento del 32,8% sobre las cifras de 2016 y el mejor registro desde el año 2008, de acuerdo con los datos del Colegio de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Alicante. Se trata ya del quinto ejercicio consecutivo de mejora y sitúa la actividad del sector cada vez más cerca de la cifra que los propios empresarios consideran que sería necesaria para cubrir las necesidades de la zona en una situación normalizada, que estiman en unas 10.000 viviendas anuales.

De momento, eso sí, sigue siendo la demanda extranjera la que más tira del negocio, como prueba el hecho de que la mayoría de nuevas promociones se concentran en las áreas de costa, pero también empieza a consolidarse la demanda de primera residencia en las dos grandes ciudades de la demarcación, es decir, Elche y Alicante. Además, por primera vez, se observan signos de recuperación también en los municipios industriales del interior, aunque aún son muy débiles.

«Está claro que la construcción se está moviendo y que la actividad cada vez es mayor, lo que es bueno no sólo para el sector, sino para toda la economía de la provincia», asegura el presidente del Colegio, Martín Pomares, que recuerda el efecto arrastre que el ladrillo tiene sobre otros negocios. «Ahora lo que sería deseable es que se llegara a un punto de equilibrio que permitiera cubrir la demanda real sin caer en excesos de otras épocas», apunta Pomares. Unos excesos que, por el momento, todavían quedan muy lejos ya que las 6.400 viviendas del año pasado sólo serían alrededor de un 15% de las que se iniciaron en 2006 (47.539).

Como ha ocurrido durante toda la crisis, la Vega Baja volvió a acaparar el año pasado el mayor volumen de viviendas iniciadas, con un total de 2.973 visados de obra nueva, el 46% del total. Aunque pueda parecer un porcentaje muy elevado, lo cierto es que se trata de la primera vez en seis años en que esta comarca no supone más de la mitad de toda la actividad constructora de la provincia -en el año 2013 concentró el 76% de todos los inmuebles iniciados- fruto de la espectacular evolución que experimentaron las dos grandes áreas metropolitanas de la provincia.

En la de Elche -que comprende también Crevillent y Santa Pola- el volumen de viviendas iniciadas se disparó un 142%, al pasar de 309 a 748; mientras que en el área de Alicante -formada por San Vicent, Sant Joan, El Campello, Mutxamel y Agost, además de la capital- la cifra prácticamente se duplicó al pasar de 585 a 1.136,según los aparejadores.

Orihuela, a la cabeza

Si lo que se mira son los datos estrictamente municipales, Orihuela es la población donde más casas nuevas se construyen, con 1.100 viviendas iniciadas en 2017, seguida por Alicante, con 779; Torrevieja, con 662; y Pilar de la Horadada, con 658. En Elche se iniciaron 415 casas; en Santa Pola, 319; y en Guardamar, 264. Por su parte, en la Costa Blanca norte fueron La Vila Joiosa, con 257 visados de inicio de obra, y Finestrat, con 226, las que más movimiento registraron, aunque la situación seguramente cambiará, cuando se inicien los proyectos que hay anunciados en Benidorm.

Mientras tanto, las poblaciones del interior todavía presentan cifras mucho más discretas aunque lo importante, según el presidente de la Asociación Provincial de Promotores (Provia), Antonio Fernández, «es que empiezan a crecer». Así, en Elda se iniciaron 36 viviendas el año pasado, un número todavía muy bajo pero que supone seis veces más que en 2016, y en Ibi fueron 14 frente a las dos del ejercicio anterior, un indicativo de que la demanda local de primera residencia comienza a dar signos de recuperación, animada por la mejora del empleo y, también, por la mayor disposición de los bancos a conceder nuevas hipotecas, según apunta el empresario.

«En la medida en que estas poblaciones se vayan sumando a la mejora de la actividad, el sector alcanzará la normalidad», asegura Fernández quien, no obstante, cree que las administraciones deberán tomar algún tipo medida para que los jóvenes puedan acceder a la vivienda, ya que son el colectivo que más complicado lo tiene en estos momentos por los bajos salarios y la precariedad, que les impide plantearse comprar o alquilar un piso en condiciones de mercado.

Proyectos más grandes

Otro síntoma de que el sector tiende hacia la normalidad es el aumento del tamaño medio de los proyectos que se ponen en marcha. Durante los años más duros de la crisis la mayoría de lo que se construyó fueron autopromociones de particulares y pequeños bloques con muy pocas viviendas, ya que los empresarios no querían arriesgar. Sin embargo, desde hace un par de ejercicios las nuevas promotoras nacionales surgidas de la crisis y los empresarios locales que sobrevivieron a la debacle vuelven a acometer proyectos importantes lo que ha llevado la cifra media de viviendas por promoción desde las 3,4 de 2012 a las 7 del año pasado.

En cuanto a las perspectivas para el presente ejercicio, tanto el presidente de los aparejadores, Martín Pomares, como el de los promotores, Antonio Fernández, confían en que la tendencia positiva se mantendrá, aunque este último advierte de los problemas que pueden ocasionar los retrasos en la tramitación de licencias de obra por parte de los ayuntamientos, por lo que reclama a los consistorios que refuercen el personal de sus departamentos de Urbanismo.

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