Las dos confederaciones autonómicas de padres de alumnos de centros públicos, Gonzalo Anaya y Covapa, coinciden en culpar a la Conselleria de Educación de haber actuado de forma «improvisada» y con «precipitación» a la hora de anunciar para este curso un auxiliar de inglés nativo para cada colegio público, ya que un 75% de estos profesores ha renunciado.

Estos auxiliares, como publicó este diario en su edición del domingo, son designados por el Ministerio de Educación, a quien corresponde la gestión de la contratación, y posteriormente contactan con la Comunidad Autónoma que les corresponda y con el colegio asignado para coordinar tanto su trabajo como su estancia, ya que cada colegio debe ayudarles a buscar alojamiento.

Según ha podido saber este diario, de los 1.000 auxiliares previstos por el Consell desde enero de este año, el ministerio solo llegó a designar 800 posibles, y finalmente apenas 170 han confirmado de momento su contrato. El resto de colegios de la Comunidad, hasta el millar, no cuentan con dicho apoyo para reforzar el inglés oral entre los alumnos.

«Habría que abolir del sistema educativo la publicidad engañosa», apunta el presidente de Covapa y de la federación provincial Gabriel Miró, Ramón López, quien critica a su vez que «no es que no haya voluntad, pero el trilingüismo en esta Comunidad ha empezado por el tejado, sin el personal suficiente».

Abunda que «al final se nos vende un bilingüismo con bastante probabilidad de convertirse en monolingüismo en valenciano». Admite que es muy complicado conseguir algo así de la noche a la mañana y que todos los padres lo compran «¿uién no quiere que su hijo domine el castellano, valenciano e ingles?», se pregunta.

También lamenta que se «está creando un sistema educativo que de equidad no tienen nada, porque se deja al azar tener profesorado cualificado, e ironiza con la posibilidad de que alguno de los auxiliares nativos que ha aceptado se ponga enfermo, «porque no habrá sustituto para esos centros», concluye recordando que también el PP quiso contratar auxiliares de conversación y que entonces se puso el grito en el cielo por ser «trabajadores mileuristas y no docentes».

Por su parte Francisco Pacheco, presidente de la Gonzalo Anaya, subraya que la enseñanza de los idiomas sigue siendo una asignatura pendiente, que los recursos deberían preceder a las leyes, y pide a Educación que busque «otro planteamiento porque nos faltan profesores preparados y el objetivo de todos es que nuestros niños dominen las tres lenguas».

Pacheco pone sobre la mesa dos medidas imprescindibles: menos ratio por aula y profesionales preparados, además de focalizar los idiomas en conversar.