Los padres de alumnos del colegio público La Cañada exigen al Ayuntamiento que les devuelva la seguridad y control que ejercía la policía en los accesos al centro y que, aseguran, han perdido desde que se implantó el horario de la jornada escolar continua.

La demanda no es nueva porque este ya es su segundo curso con el nuevo horario escolar, pero un accidente ocurrido esta misma semana entre dos vehículos, uno de ellos con los niños dentro del coche a los que les acababa de recoger su madre al término de las clases, ha reavivado la alarma entre el colectivo de padres.

«No ha habido daños personales afortunadamente, pero el accidente ha sido muy aparatoso y los niños se pusieron a llorar, muy asustados», explica la presidenta de la AMPA del colegio en la partida de la Cañada del Fenollar, María López.

Las familias coinciden en apuntar que la carretera de San Vicente del Raspeig a La Alcoraya «es muy larga y los coches cogen velocidad», extremo al que añaden la falta de visibilidad para los vehículos particulares que van a recoger a sus hijos al colegio, por la presencia de los autobuses escolares que aparcan en la misma carretera por la que llegan a velocidad otros vehículos.

«Los autobuses bloquean la visibilidad de la carretera de La Alcoraya. Como aparcan a uno de los lados, el Ayuntamiento o a quien corresponda debería al menos instalar un espejo panorámico en la esquina para que los coches que salen del acampado tras recoger a los escolares, lo hagan con seguridad», abunda la presidenta de la AMPA.

Afirman que hasta que no cambió el horario escolar del centro a la jornada continua había policías por la mañana a la hora de entrar al colegio, «porque se forma un engrudo bueno entre los autobuses y los coches particulares».

Ahora siguen entrando a la misma hora, las nueve de la mañana, porque el cambio a la jornada continua se concentra a la hora de salir. «Hay más horas de salida, a las 14:00 horas los que no se quedan a comer y a las 15:30 la gran mayoría, porque no se quedan a hacer extraescolares. Esta última hora es la que más alumnado reúne a la hora de coger el autobús o de volver a casa con sus padres».

Son 180 escolares para quienes no hay un agente que controle ni la entrada ni la salida «y se arma mucho follón. Todo esto convierte el cruce del colegio en un punto muy peligroso. Todos recordamos aquel otro accidente más grave en que atropellaron a un niño».