Ruido nocturno de hasta 85 decibelios en varias calles del Casco Antiguo, donde además este fin de semana se ha producido una doble redada policial con agentes uniformados y de paisano para frenar el repunte de los robos y las quejas vecinales por consumo de drogas en la vía pública, saldada con 56 denunciados y ocho detenidos, aunque todos están ya en libertad con cargos.

Las mayores molestias por ruido nocturno se dan en Virgen de Belén y la plaza de Quijano (en su entorno se produjo la operación contra el menudeo del sábado) pero los niveles sonoros alcanzan los 75 decibelios también en Labradores con San Pascual y en San Cristóbal.

Así lo revelan las gráficas de elaboración propia que han trazado los vecinos con los valores registrados en las últimas semanas en cuatro puntos del Barrio por los sonómetros que en verano instaló el Ayuntamiento tanto en la parte antigua de Alicante como en el Centro Tradicional (15 aparatos medidores) a raíz del aluvión de quejas derivadas del botellón, de la actividad de veladores y el tardeo. La Organización Mundial de la Salud recomienda no superar el tope de 55 decibelios de ruido durante la noche y 65 decibelios en el día.

La asociación de vecinos Laderas del Benacantil ha remitido al alcalde, el socialista Gabriel Echávarri, y al resto concejales de la Corporación esas cuatro gráficas extraídas de la red de sonómetros «que recogen niveles insoportables de ruido que impiden el descanso».

Los vecinos han examinado uno a uno cada valor, por días y por horas, sacando la media cada ciertos minutos. «Los sonómetros confirman de manera inapelable que la zona central del Casco Antiguo es un despropósito en materia de contaminación acústica y que el Ayuntamiento sigue sin hacer nada», afirman en base a las mediciones la presidenta de Laderas del Benacantil, Silvia Pardo, y Daniel Kratzer, autor de las gráficas.

La asociación ya dio a conocer en verano unos primeros datos que certificaban la contaminación acústica en las alegaciones que redactaron a la modificación puntual 4 del Plan Especial del Casco Antiguo acordada por la Junta de Gobierno.

En esas alegaciones, que también presentaron ante la Junta de Distrito 1, los residentes tachaban de intolerable la situación. No entienden por qué el Ayuntamiento intenta poner parches para que el problema no se agrave en lugar de solucionarlo «pese al reconocimiento de un grado de saturación acústica, de forma frecuente y generalizada, superior a los 65 decibelios. Bien lo saben los técnicos municipales que esas cifras se alcanzan y rebasan con frecuencia, especialmente en festivos y fines de semana, con niveles superiores a los 80 decibelios. Es una evidente vulneración de la norma».

Otras quejas derivadas del tardeo y el botellón son la suciedad, los malos olores, el vandalismo, la mala imagen para el turismo, la pérdida de valor de sus propiedades y la despoblación.

Los vecinos se quejan de que pasan los meses y nada cambia. «Es un problema colosal y un incumplimiento sistemático de las obligaciones legales en materia de contaminación acústica», señalan en el escrito que adjuntan a las gráficas. En el documento consideran que las exigencias fijadas en la ley son ampliamente cumplidas para declarar de oficio el Casco Antiguo Zona Acústicamente Saturada. Para éstas, la legislación contempla suspensión de licencias para la apertura de nuevos locales de ocio, restricción de horarios de funcionamiento y medidas para reducir la contaminación acústica.

Los representantes vecinales destacan que en la calle Virgen de Belén se rondan los 85 decibelios a partir de la medianoche hasta el cierre de los locales de jueves a sábado; y que en la plaza de San Cristóbal el ruido ha aumentado a causa de varios establecimientos de restauración que cierran después de las cinco de la madrugada.

También hay quejas por el excesivo nivel sonoro en Labradores con San Pascual y en la plaza de Quijano, donde destaca el dato del 23 al 24 de diciembre, cuando entre las 19 y 20 horas se registró un pico de 85,9 decibelios que no bajaba de 75 a las tres de la madrugada. O los 84 de la madrugada del día 23.

Otro foco de contaminación acústica es la zona alta del Casco Antiguo donde se concentra el botellón, en las calles San Roque, Toledo, Plaza del Puente, entrada a La Ereta y Santa Cruz.

«Dosis extra»

En el documento con las gráficas, dirigido a los 29 concejales del Ayuntamiento, los vecinos inciden en que la red de sonómetros del Casco Antiguo ofrece datos objetivos del ruido al que están sometidos los residentes. «No hay cambios sustanciales respecto a las mediciones realizadas durante el período estival: los valores registrados son comparables. Todas las mediciones ponen en evidencia la superación de los valores legales admisibles de ruido en proporciones muy importantes, particularmente de noche, a menudo hasta bien entrada la madrugada. Esta pasada Navidad sufrimos un periodo suplementario de acoso al coincidir la Nochevieja en domingo y el tardeo de ese sábado tuvo una dosis extra de ruido que se prolongó, en algunas calles, desde mediodía del domingo a la madrugada del lunes».