Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La provincia vuelve al ladrillo

La creación de empresas y empleos ligados a la construcción alerta del riesgo de que Alicante regrese a la actividad más implicada en la crisis

La provincia vuelve al ladrillo

La construcción vuelve a tomar el pulso de la actividad económica en la provincia y a recuperar parte del peso específico y protagonismo perdido durante la última década de crisis. La edificación residencial, que había centrado su repunte en la zona de la costa en los últimos años, ya ha comenzado a extenderse hacia el interior. Y, además, el subsector de la rehabilitación de viviendas está sumando en este impulso, creciendo a un ritmo del 20%. Un avance propiciado por la mejora de la economía y de la renovación de un envejecido parque inmobiliario.

Con estas tendencias, no es de extrañar que el ladrillo acabara 2017 liderando en la provincia el incremento de nuevas empresas y creación de empleo, en términos porcentuales. La tendencia constata que Alicante se encamina al modelo laboral y empresarial más implicado en la crisis económica que estalló en 2007-2008. El pasado año, casi la mitad de las 926 nuevas compañías inscritas en la Seguridad Social en Alicante fueron del sector inmobiliario, que sube un 8,3%, y que, además, ha ganado 3.655 trabajadores cotizantes, lo que eleva el total de empleados del sector a 27.220. Este avance supone un crecimiento del 15,5% en relación a diciembre de 2016, y triplica el registrado por otras actividades, incluida la de los servicios, que, no obstante, es la que mantiene la predominancia como motor económico provincial.

Dentro de los servicios se incluye una diversidad de negocios, como las asesorías y consultorías o el comercio, pero también las actividades más vinculadas al turismo como la restauración o los hoteles. La mejoría de la economía y el consumo doméstico también han contribuido a que estos sectores presenten una tendencia al alza. Así, los servicios acabaron el pasado año con 44.543 empresas inscritas a la Seguridad Social, que representan 486 más que un año antes (+1,1%) y con 326.364 empleados, tras el incremento anual en más de 13.231 cotizantes, que suponen un aumento del 4,2%, en términos porcentuales.

El resto de actividades se mantuvieron en niveles estables o redujeron ligeramente sus registros, como es el caso de la agricultura. La industria alicantina -que conforman negocios tan potentes o punteros como el calzado, el textil, el juguete, el agroalimentario o el mármol- cerraron el pasado año con 6.283 empresas, un mínimo 0,35% más que en 2016. Sin embargo, sí lograron dinamizar su empleo en un 1,8%, con 1.354 empleados más, lo que les permitió acabar el ejercicio con 75.354 trabajadores. El sector agrícola, sin embargo, afectado por los efectos de la sequía y la falta de agua para riego, ha perdido 22 mercantiles en el último año, que cerró con un censo de 1.977 empresas. Una disminución que ha tenido su traducción en el empleo, ya que los 13.719 trabajadores cotizantes en esta actividad representan 1.348 menos que un año antes y un descenso porcentual del 8,9%, el único retroceso entre las actividades productivas de la provincia, que, en conjunto, registraron un incremento de la mano de obra del 3,9%, alcanzado la cifra de 442.657 ocupados cotizantes; y del 1,6% en nuevas empresas con trabajadores, al superar las 58.500. Pero aun siendo el sector servicios el que más trabajadores emplea en la provincia y de que los negocios turísticos son de los que menos han acusado la crisis y que vienen registrando en los últimos años cifras récord de visitantes, la construcción ha sido la que ha dado un paso de gigante en 2017, con un mayor dinamismo. Aunque, cierto es, que partía de unos niveles muy bajos. La previsión de cierre para el pasado año es que fueran 6.000 las viviendas nuevas puestas en marcha en la provincia. Un registro que, de cumplirse, significaría un avance del 20%. No obstante, desde el sector se prevé que para este año la actividad se mantenga en niveles similares, y niegan que se pueda estar generando una «burbuja». Primero, porque el volumen de construcción de casas se aleja ampliamente de las 40.000 ó 50.000 que se iniciaban hace doce o trece años, subrayaban. Además, desde Provia se explica que los estudios especializados apuntan a que una situación de equilibrio se encontraría en una franja de entre 10.000 y 12 viviendas, «por lo que aún hay margen», recordaba recientemente el presidente de Provia, Antonio Fernández.

La oferta y la demanda

Por otra parte, los promotores también consideran como una evolución «lógica» la subida de precios, porque, igualmente, se partía de valores muy bajos y, asimismo, había dificultades en la oferta de vivienda nueva. Ahora, aunque ha aumentado la demanda por la mejora de la economía y la formación de nuevos hogares, «no existe una tensión con la oferta», apuntaban desde Provia.

Según los datos de un informe de la Facultad de Matemáticas de la Universidad Politécnica de Madrid publicados por este periódico en su edición de ayer, el aumento del precio de las casas en Alicante alcanzó el 4,96% el pasado año, ligeramente por encima de la media estatal del 4,95%. El precio medio de la vivienda en la provincia se situó en los 129.283 euros, lo que supone una subida en el valor medio total de las casas de 6.106 euros, según el mismo informe. Pero es en la creación de puestos de trabajo donde el ladrillo ha mostrado su mejor versión, al registrar un crecimiento superior al 15% en el pasado ejercicio.

El sector es consciente de que el dinamismo inmobiliario supone un «efecto tractor» en el empleo. Desde la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Alicante (Provia) se apuntaba que las cifras que suelen manejarse sobre creación de trabajo es que «por cada vivienda de nueva en construcción se genera una media de 2,47 puestos estables, sólo de forma directa», subrayaba su secretario general, Jesualdo Ros, quien también admitía que con la recuperación, a algunos promotores o constructores «no les está resultando fácil» encontrar especialistas en determinados oficios debido a que la larga «sequía» que trajo la crisis acabó con muchas empresas, pero también con muchos puestos, ocupados por operarios que tras ir al paro acabaron reciclándose para trabajar en otros sectores, se jubilaron o se marcharon fuera a buscar las oportunidades laborales que aquí no se le ofrecían. En comparación con el primer año de la crisis (2007) el tejido empresarial y la mano de obra del ladrillo se han visto drásticamente reducidos. Lejos quedan las 11.526 empresas que estaban operativas en diciembre de 2007 en el sector provincial de las 5.719 actuales, al igual que los 73.334 trabajadores de entonces a los 27.220 de hoy. Desde los sindicatos, se valora positivamente el avance del empleo. Recuerdan aquellas abultadas cifras del «boom» y estiman que un tamaño más adecuado es el de entre 40.000 o 45.000 empleos, según Adolfo Durá, de UGT. El representante sindical también plantea que si existen casos de empresas que encuentran dificultades para encontrar especialistas, y más ahora con el auge de la rehabilitación de viviendas, «tienen dos vías fáciles para resolverlas. La provincia tiene más de 7.000 parados que son especialistas en la construcción. Además, la Fundación Laboral de la Construcción, de la que forman parte empresas y sindicatos, puede realizar las actuaciones formativas que le requieran las mercantiles para cubrir ese déficit», añadía Durá.

El representante sindical hacía, además, un llamamiento a la Administración «para que invierta en infraestructuras, en obra pública en Alicante, con lo que se contribuirá, también a reducir el paro en el sector».

Compartir el artículo

stats