Un andamio de 30 metros de altura se desploma en pleno centro de Alicante. Ocurrió el pasado martes en la calle Bailén y afortunadamente no causó víctimas, pero las consecuencias podrían haber sido trágicas. Este episodio provoca echar la vista atrás para realizar un repaso de los desastres que ha vivido la ciudad en su historia reciente, algunos ya practicamente olvidados de la memoria colectiva.
Inundaciones, incendios, derrumbes, explosiones y accidentes en medios de transporte han sobresaltado a los ciudadanos y han causado auténticos dramas en los últimos 11o años.
El peor siniestro por número de víctimas mortales, heridos y destrozos ocurrió en 1943 en la calle Altamira. Un incendio en la armería «El Gato» provocó una explosión que se llevó por delante la vida de 17 personas, hirió a otras 123 y redujo a escombros un total de 62 inmuebles, entre ellos el Consulado del Mar. El estruendo se escuchó en buena parte de la ciudad y cundió el pánico, según rememora el presidente de Alicante Vivo, Alfredo Campello.
Otra explosión menos conocida se produjo en 1934 en un almacén de pirotecnia del barrio de Carolinas que causó la muerte de seis personas y derribó otras tantas casas. Los hechos se produjeron el 25 de mayo en el cruce entre la calle 30 de Marzo y Garbinet y según cuentan las crónicas de la época algunas piedras llegaron a la Bola de Oro.
Los medios de transporte merecen capítulo aparte en los episodios negros de Alicante. Un tren se empotró contra la estación en 1912 y salió por las escaleras de la avenida de Salamanca. El accidente se saldó con cinco muertos. Tres años después un petrolero belga sufrió un incendio en el puerto y tras días soltando una densa humareda fue remolcado hasta la zona de Babel. Murieron cuatro tripulantes. Y en 1925 una avioneta se chocó contra la terraza superior de la casa Carbonell, en plena Explanada, dejando una insólita imagen. Sus dos ocupantes perdieron la vida.
Los derrumbes de casas en mal estado también han golpeado a la ciudad en distintas ocasiones, como a finales de los años 60 en el casco antiguo.
Pero si alguna catástrofe se ha repetido en la historia de Alicante ha sido la gota fría. En el siglo XX las más fuertes se produjeron en 1982, 1987 y 1997 con un balance total de cinco muertos y miles de afectados. La última, ya en el siglo XXI, se vivió el año pasado, aunque eso sí, sin lamentar víctimas.
