M inutos antes de las diez de la mañana, la junta electoral provincial era ya un hervidero. Las tres principales formaciones que concurren a los comicios autonómicos del 27-M - PP, PSPV-PSOE y la coalición EU-Bloc - habían elegido el mismo día y hora para legalizar sus candidaturas. A la derecha de la puerta de la Audiencia Provincial esperaba la lista socialista casi al completo con Diego Maciá, Ángel Luna y Maisa Lloret a la cabeza. A la izquierda los candidatos del Compromís pel País Valencià, la marca electoral liderada por Glòria Marcos y Enric Morera.

De pronto, entre el pasillo que dejaban unos y otros, apareció Adela Pedrosa, secretaria regional del PP y la única con poderes para presentar la lista, junto a Gerardo Camps, que se estrenaba en acto oficial como cabeza de lista tras ser designado por el jefe del Consell. Los dos solos. Sin nadie más. Se plantaron en la puerta de la junta electoral a la espera de que la alianza EU-Bloc, que había tomado la delantera a populares y socialistas, terminara de registrar su lista. Lejos quedan los tiempos en que la presentación de la candidatura del PP se hacía con pompa y séquito interminable. El propio Gerardo Camps lanzó un aviso a navegantes, apeló a evitar los conflictos internos y reclamó trabajo por encima de la fractura que arrastra el PP. «Del primero al último de los militantes desea que los dirigentes trabajemos para ganar», dijo Camps antes de apostillar que «comparto absolutamente ese interés y no voy a hacer nada que pueda enturbiar» la situación del partido. En opinión del cabeza de lista, la candidatura a las Cortes, pese a la laminación zaplanista, representa «a todo el PP» y reiteró: «los afiliados quieren que se trabaje para ganar. No tienen otro interés y no entenderían otra cosa».

Los más madrugadores en la junta electoral fueron los miembros de Compromís pel País Valencià, la coalición liderada por EU y Bloc junto a sus socios verdes y republicanos. El cabeza de lista, Lluís Torró, se mostró convencido de llegar a cuatro diputados y presentó la alianza como la única garantía para poner fin a los gobiernos del PP en el Consell. Los últimos en sellar la lista, de las tres formaciones con opciones de tener escaño en las Cortes, fueron los socialistas que, como anécdota, tuvieron que rectificar la candidatura minutos antes de registrarla tras la renuncia de Encarna Llinares para ser Subdelegada del Gobierno. Maciá apostó por conseguir los escaños suficientes para llegar a Pla al Palau de la Generalitat.