El número 6.914, tercer premio de la Lotería de Navidad, dotado con 500.000 euros por serie (50.000 euros cada décimo), fue ayer el más madrugador al salir a los ocho minutos de comenzar el sorteo extraordinario y lo cantaron los niños Aroa Patricio Vaquero y Josué Ariel Guamán.

Además de en la localidad alicantina de Catral, el número se vendió en Barcelona, Madrid, Alagón (Zaragoza) y Rafelbuñol (Valencia). El 6.914 ha dejado 29 millones de euros en la Comunidad Valenciana, 27,5 de ellos en Catral. Los 2,5 millones restantes del total que ha caído en la Comunidad se han quedado en Rafelbunyol (Valencia), en la administración número 1, situada en la calle Mayor.

El número 6.914 no gustaba a los socios de la Asociación de la Tercera Edad de Alagón (Zaragoza) porque era «feo y muy bajo», pero su presidente, Raimundo Gustrán, apostó por él porque tenía «un cuatro», y acertó. Su decisión ha dejado en esta población, capital de la Ribera Alta del Ebro, 22,5 millones de euros en 45 series que ha vendido la asociación en participaciones de cinco euros.

El número lo adquirió en la administración número 1 de la localidad, cuya propietaria, Asunción Pascual, no tiene ninguna participación ni familiares cercanos que puedan tenerlo pero que, en cualquier caso, es «fenomenal» que la suerte haya recalado en Alagón porque es un premio «muy, muy repartido».

Otros 20,5 millones han viajado hasta Cataluña y el número se vendió en un despacho de lotería del centro comercial Diagonal Mar, cuya lotera, Valeria, explicó ayer que lo escogió ella misma porque se corresponde con la fecha de nacimiento de su hijo, el 6 de septiembre de 2014.

La mayoría de los décimos agraciados los ha vendido en ventanilla, aunque varios los ha distribuido un bar del club de fútbol Gramanet, un histórico equipo de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), que milita en categorías autonómicas.

Un despacho de loterías del barrio madrileño de Quintana, situada en la calle de Alcalá, vendió veinte series de este tercer premio, con lo que ha repartido en total 10 millones de euros. El responsable de este despacho aseguró que ni él ni su familia se habían quedado con ningún décimo, aunque mostró su satisfacción porque «está muy repartido» y señaló que la mayor parte se vendió en el barrio.