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La élite del cerebro

El Instituto de Neurociencias reúne a los mejores investigadores españoles en el extranjero

De izquierda a derecha Diana Fernández, Isabel Espinosa, Jorge García y Ana Zamorano.

Encarnan la llamada fuga de cerebros. Jóvenes investigadores españoles que trabajan en los más prestigiosos centros internacionales y que estos días se han dado cita en el Instituto de Neurociencias de Alicante para mostrar sus principales líneas de trabajo. El centro mixto de la Universidad Miguel Hernández de Elche y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas organizó el miércoles y ayer jueves su tradicional simposio de Navidad. Una oportunidad de ponerse al día con la investigación que se desarrolla en otros países y de captar talento. «Con esta cita aprovechamos que estos profesionales vuelven a España por Navidad para pagarles un desplazamiento a Alicante y que nos muestren su trabajo. De esta forma pueden surgir oportunidades de contratar a estos investigadores para que vengan a trabajar en un futuro al Instituto de Neurociencias», señala Javier Morante, investigador del instituto y organizador de estas jornadas.

Para Salvador Martínez, director del centro, estos jóvenes investigadores representan la élite de la investigación española en el mundo. «Vienen científicos prometedores. De hecho, cada ponencia es seguida con mucho interés por nuestros investigadores, ya que de este encuentro después salen contactos y ofertas en firme para venir a trabajar. De hecho, algunos de nuestros científicos han salido de estas jornadas».

En total han participado once científicos, procedentes de Francia, EE UU, Dinamarca o Alemania. El trabajo de todos ellos se basa en entender cómo funciona el cerebro.

En el caso concreto de Isabel Espinosa en estudiar cómo se forman las neuronas que regulan el control autónomo de vísceras, como el corazón o el sistema digestivo. «Primero utilicé al ratón como modelo animal y ahora al pez cebra y la finalidad de estas investigaciones es entender el origen de enfermedades genéticas y su posible tratamiento, por ejemplo a través del trasplante de células madre», señala esta licenciada en Bioquímica de 28 años, que actualmente desarrolla su actividad en un instituto de investigación de Virginia, EE UU. Espinosa comparte laboratorio con Jorge García, biólogo de formación, quien se dedica a «intentar saber cómo se genera la diversidad de neuronas que tenemos». Para ello García usa la técnica de edición genética CRISPR descubierta por el biólogo alicantino Francis Mójica.

Entender los mecanismos del dolor es la base de las investigaciones de Anna Zamorano, fisioterapeuta que trabaja en la Universidad de Aalborg, Dinamarca. Y más concretamente estudiar el dolor en los músicos. «Los músicos tienen habilidades sensoriales, auditivas... de las que carecen otras personas y que transforman su cerebro y también el comportamiento hacia el dolor». De hecho, señala Zamorano, «el 80% de los músicos sufren dolor».

En Estocolmo trabaja Diana Fernández, licenciada en Bioquímica, dedicada a estudiar los circuitos cerebrales que controlan el miedo y la ansiedad. «En líneas generales los circuitos que controlan estas emociones se conocen, pero yo me dedico a estudiar un nucleo muy pequeño, un receptor, que se ha comprobado que también influye».

Acostumbrados a hacer maletas y trabajar en diferentes países desde que terminaron sus carreras, volver a España no encabeza, por el momento, la lista de prioridades de estos cuatro investigadores. «Mi objetivo es estar en un buen centro de investigación para poder seguir desarrollando mi trabajo, pero no tengo un especial interés porque sea en España», explica Diana Fernández.

«La condición para volver es hacer buena ciencia», añade Jorge García, quien cree que en España es difícil. «Centros a la altura del Instituto de Neurociencias son una excepción».

Y es que la investigación sigue sin estar en la agenda de prioridades de los políticos españoles. «Quiero trabajar en un país que considere la ciencia como algo necesario y no es el caso de España», señala Isabel Espinosa, quien junto a Jorge García ponen el centro en el que trabajan actualmente en EE UU como contraejemplo a lo que ocurre en España. «Es un caso muy particular, una especie de experimento social en el que sus responsables quieren saber qué ocurre cuando a un investigador le proporcionas todo lo que necesita. La idea es darte todo lo que necesitas para ver qué impacto tiene eso en la ciencia». Una libertad y una disponibilidad total de medios. El sueño de todo investigador. «Hay días que nos preguntamos si no estaremos soñando», bromean estos jóvenes investigadores.

De vuelta a España, el organizador de estas jornadas, Javier Morante, añade que en «España se hace ciencia por el interés de los científicos más que de los políticos», a lo que Diana Fernández añade que «no tiene sentido invertir en formar a buenos investigadores para que luego tengan que marcharse al extranjero». Mientras, su compañero Jorge García saca a colación la tan manida frase de que en España se hace buena ciencia sin medios. «No somos más listos que nadie. Sin medios no podemos atraer a los mejores investigadores como sí hacen otros países como EE UU».

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