Alicante afronta desde mañana un invierno que va a ser más cálido de lo normal y seco, lo que agravará la situación de sequía en una provincia que cierra el otoño más seco desde 1981, hace 36 años, con un déficit de lluvias del 82%, según los datos hechos públicos por la Agencia Estatal de Meteorología. La situación se presenta mejor en el resto de España donde tampoco lloverá en el primer trimestre del año, por lo que todo se fía a la primavera de 2018.

Curiosamente, el año se despide desigual y acentuando la condición de "continente" de la provincia de Alicante. Mientras el observatorio de Fontilles (Marina Alta) registró 840 litros por metro cuadrado y fue el punto más lluvioso de la provincia, en Callosa de Segura tan sólo se han recogido hasta hoy 174,6 litros, un 41% menos que lo normal. La media de lluvia en Alicante en un año normal está en los 350 litros por metro cuadrado.

El otoño climático 2017 (trimestre septiembre-octubre-noviembre) ha resultado cálido y muy seco en la Comunidad Valenciana. La temperatura media ha sido 16.7ºC que es 0.5ºC más alta que la del promedio normal (16.2ºC) y la precipitación acumulada ha sido 34.1 l/m2, que es un 82% inferior que la del promedio climático del periodo 1981-2010 (190.6 l/m2).

El carácter cálido de la estación ha quedado determinado por el gran periodo de temperaturas superiores a lo normal que se registró desde final de septiembre y hasta principio de noviembre, luego, en noviembre se registraron varios picos de temperaturas frías que tuvieron una duración corta y, ya fuera del periodo otoñal, en estas primeras semanas de diciembre ha predominado el ambiente frío.

Debido a la gran estabilidad atmosférica, el otoño presentó una gran amplitud térmica, con grandes diferencias entre las temperaturas mínimas nocturnas y las máximas diurnas. Mientras que las temperaturas máximas se situaron en promedio 1,1ºC por encima del valor normal del trimestre, las temperaturas mínimas fueron en cambio 0,1ºC inferioresa las normales.

En los últimos tres cuartos de siglo, desde 1941, sólo hay dos precedentes de un trimestre otoñal tan seco como el que se ha registrado en este 2017: el otoño de 1981 y el otoño de 1954. El otoño de 1981 tuvo una precipitación ligeramente inferior a la del otoño de 2017 (32.5 l/m2 en 1981 frente a 34.1 l/m2 en 2017), y el otoño de 1954 quedaría como el tercero más seco de la serie, con una precipitación media de 34.6 l/m2.

Todo el territorio presenta déficit pluviométrico en otoño y en un 80% del mismo no ha llovido ni una cuarta parte del normal trimestral. Incluso hay zonas de las provincias de Castellón y Valencia en las que la precipitación acumulada no llega al 10% del promedio climático normal.

Con datos provisionales hasta el 20 de diciembre, el año 2017 es extremadamente cálido. Será probablemente, junto con 2016, el tercero más cálido en la Comunidad Valenciana desde al menos 1941, sólo superado por 2014 y 2015. Es decir, se han registrado de forma consecutiva los cuatro años más cálidos en la Comunidad Valenciana.

La precipitación acumulada en 2017 (hasta el día 20 de diciembre) ha sido 367,7 l/m2, que es un 28% inferior que la del promedio climático del periodo 1981-2010 (508.7 l/m2) y califican al año 2017 como SECO, pero el otoño muy seco ha dado lugar a que 2017 vaya a finalizar con déficit pluviométrico en más del 90% del territorio.

El episodio que más ha destacado en 2017 fue el de los días 18 al 21 de enero. Sólo en ese temporal se acumuló un tercio del total de la precipitación registrada a lo largo del año, y hay zonas del litoral de Castellón y de la montaña del norte de Alicante en las que más de la mitad de todo lo acumulado en 2017 lo fue en el temporal de enero.

Salvo una pequeña franja de territorio entre las comarcas alicantinas del Medio Vinalopó, l´Alacantí y la Marina Baixa, que presentan superávit pluviométrico, en el resto del territorio el acumulado de 2017 es inferior al promedio normal anual. Bajo Vinalopó y Vega Baja están en alarma puvliométrica.