La intervención de la multinacional DowDuPont, el principal proveedor de Samar Internacional S.L., fue determinante en el acuerdo que los cuatro hijos del expresidente de la CAM y de María del Carmen Martínez han logrado perfilar después de meses de negociaciones para separar sus intereses en el holding familiar, el único lazo que les une.

La corporación, la mayor empresa química del mundo valorada en más de 130.000 millones de dólares, citó a los cuatro hermanos a finales de noviembre en sus oficinas de Zúrich y en dos reuniones por separado (una con el primogénito y otra con sus tres hermanas) les hizo saber que confiaba en la dirección ejecutiva de Samar que había venido desempeñando Vicente Sala, presidente del consejo de administración hasta septiembre del año pasado y desde entonces administrador único. En estos dos encuentros, la mercantil americana (que fabrica los polímeros que Samar Internacional comercializa en varios países) conminó a los cuatro hermanos a resolver el conflicto que les mantenía en pie de guerra por el control de la mercantil y que se había agravado tras el asesinato a tiros de su madre hace ahora un año. DowDuPont llego a poner un plazo para que alcanzaran una solución que los Sala han logrado antes de que expirara.

Aunque ahora tienen que desarrollarse todos los puntos contenidos en ese acuerdo marco y el silencio de los hermanos y su entorno acerca de este asunto es total, este diario ha sabido que el pacto contempla la compra por parte del hijo mayor del 60% de las acciones que, juntas, poseen sus tres hermanas, tal como publicó en su edición del domingo. Una operación que Vicente Sala abonará con su parte de las propiedades inmobiliarias (tanto de la Compañía Española de Resinas como de Afinhersa, donde se encuentra el complejo de Vistahermosa en el que vivía toda la familia) y con dinero cuya financiación está buscando.

El valor de Samar se ha tasado en una cantidad que ronda los cien millones y el acuerdo contempla que la mayor parte se abone a la formalización de la compra dejando aplazada una cantidad residual.

Con este acuerdo Vicente Sala logra el que era su objetivo desde el asesinato de su madre: separarse por completo de sus hermanas y del marido de la pequeña, Miguel López, único sospechoso del crimen y cuya inocencia defienden las tres mujeres.

De hecho, excepto la acusación que el hijo mayor ejerce contra su cuñado en el proceso penal, se han suspendido todas las demandas que los cuatro hermanos se habían cruzado en los juzgados. Mar, Antonia y Fuensanta lo han hecho con las que presentaron contra Samar y contra su hermano impugnando los acuerdos que se adoptaron usando la acción de oro que su madre le traspasó en la última junta a la asistió (y con lo que las tres mujeres no estaban de acuerdo), y el primogénito ha hecho lo propio con la interpuesta contra sus hermanas para que cumplieran el testamento de su padre, donde instaba a que se realizara esa cesión.