Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

«La Cardiología del Hospital General es equiparable a lo máximo que puede haber en EE UU o en Europa»

El cardiólogo alicantino se jubila tras más de 40 años consagrados a la sanidad pública

Francisco Sogorb: "Las muertes por infarto bajarán en un futuro"

¿De dónde le viene la vocación por la Cardiología?

En el instituto, estudié en el Jorge Juan, quería dedicarme a la Física, porque creo que es una disciplina que lo explica todo, desde el funcionamiento de Universo hasta cómo funcionamos nosotros, junto con la química. Sin embargo, mis padres me convencieron de que podía ser buena idea dedicarme a la medicina. Ellos eran humildes y yo siempre estudié con becas. En la facultad me encontré con Vicente López Merino, el padre de la Cardiología Científica en la Comunidad. A él también le gustaba la física. Contactar con la Cardiología en clase, que tiene un soporte importante en la física, y entenderlo todo de la mano de este hombre hizo que a mí se me abrieron los ojos de manera definitiva.

Tras estudiar y trabajar en Valencia los primeros años, en 1976, regresa a Alicante con 29 años para poner en marcha el servicio del Cardiología del Hospital. ¿Cómo fue aquella época?

Al principio era un servicio adjunto al de Medicina Interna. Estaba yo solo con cinco médicos residentes. Con algo más de 20 años y con la energía y la ilusión de aquel momento pusimos en marcha lo que iba a ser la base del servicio. En el 78 ya adquirimos una línea independiente y la ilusión seguía. Nos quedábamos todas las tardes de forma voluntaria a trabajar para ir incluyendo las nuevas técnicas en Cardiología. Con el paso de los años se han ido incorporando nuevos cardiólogos, algunos de ellos residentes de nuestro servicio con un alto nivel de profesionalidad. Ellos, junto a los residentes, a los enfermeros y a los auxiliares son los solistas que forman la perfecta orquesta de la Cardiología.

¿Cómo es el servicio que deja con su jubilación?

Al principio era un servicio claramente familiar, porque éramos muy pocos. Ahora lo dejo científicamente en el máximo de desarrollo, netamente asimilable al máximo que puede haber en Europa o EE UU. De hecho, los MIR que llegan cada año son quienes mejor puntuación han obtenido en el examen, así que algún atractivo tendremos. Pero por otro lado, sigue siendo un servicio muy familiar, en el que la comunicación y la amistad hace que todo funcione bien.

¿Podemos presumir entonces los alicantinos de tener una buena Cardiología?

Sí, y no sólo por la que se hace en el Hospital General, también en Sant Joan, en Elche, Elda... una de las cosas que hace que esto sea así es que todos los jefes somos amigos y nos reunimos con regularidad. Al final todo funciona en el entorno de la amistad, que es como mejor funcionan las cosas.

¿Se marcha con alguna espina clavada?

Sí, con la de no haber alcanzado una mayor interacción con la atención primaria para optimizar mejor la asistencia fuera del hospital. Atención primaria tiene mucha carga y cada vez que se le invita a tener más carga le es difícil, pero no porque no quiera. El trabajo en atención primaria es muy duro, es volumen y volumen y detenerse para detalles exigentes que a veces tiene Cardiología es complicado.

¿Nunca ha tenido la tentación de dejar Alicante?

Fui invitado en una ocasión a llevar la jefatura de servicio de un hospital, del que no te voy a decir el nombre. Pero no quise. Mi vida siempre ha estado ligada a este hospital.

Usted tiene fama de ser un médico cercano, ¿cree que la profesión en general ha perdido tacto?

Sí. La atmósfera de trabajo en cualquier nivel de la medicina se extiende a la atención de los enfermos. En nuestro servicio de Cardiología, por ejemplo, cuidamos mucho esa faceta en los residentes. Salen buenos profesionales y buenas personas.

¿Por qué es importante cuidar el trato al paciente?

Porque el nivel de comunicación y la seguridad que le puedes dar se magnifica cuando ve en ti a alguien que le va a ayudar y que aparte se transforma en su amigo. El enfermo tiene que ver en ti seguridad, amistad, cercanía. Que te metes en su vida. El paciente sale con un plus de beneficio.

Tantos años de profesión habrán dejado espacio para muchas anécdotas.

Y tantas. Recuerdo, por ejemplo, cuando se incorporaron los primeros monitores de anestesia en quirófano. De repente tuve una llamada urgente porque en el monitor aparecía una línea plana. Bajé a la velocidad de la luz y cuando llego al quirófano me encuentro a los anestesistas mirando la pantalla, y junto a ellos, al paciente que también miraba el monitor. Había sido un fallo de conexión.

¿Cómo ha cambiado la cardiología en estos años? ¿Dejará de fallecer la gente por infartos en un futuro?

La prevención ha ganado un peso enorme en los últimos años, así que en un futuro bajarán las muertes. Y para los que, como yo digo, cruzan la valla de la enfermedad, tienen un abanico de desfibriladores, marcapasos... que ha cambiado la vida de los pacientes, junto al enorme arsenal de medicamentos que hoy en día tenemos disponible.

La prevención, ese gran caballo de batalla.

Hay una paradoja. Se sabe mucho de cómo prevenir un infarto, pero la población no se adhiere a ese conocimiento. A lo mejor es un fallo nuestro, pero no nos cansamos en insistir siempre en lo mismo: colesterol, hipertensión...

¿Hay infartos en gente cada vez más joven?

Sí, con la actividad deportiva descontrolada con relativa frecuencia se ve a deportistas que llegan al hospital con un infarto.

¿A qué se va a dedicar ahora que se jubila?

Además de jugar al tenis, practicaré tiro con arco. También seguiré con la música y con el dominó, que es el mejor ejercicio cerebral que hay. En cuanto a la relación con el servicio, seré como el mago Merlín, estaré cerca pero dejaré que el servicio se desarrolle.

¿Le da pena jubilarse en este momento?

Sí, porque estoy como siempre. No sé cuál es la palabra más adecuada. Tal vez un cierto grado de tristeza.

Compartir el artículo

stats