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Pavón también debe irse

Pavón también debe irse

Causa verdadera tristeza contemplar el espectáculo que la izquierda está dando en Alicante. El postureo del «minigobierno» de Echávarri, cuya estrategia ahora consiste en desmontar lo realizado bajo su propio mandato desde que asumió el cargo en el verano de 2015; la guerra por los sueldos en Guanyar, que ha sacado a la luz todas las contradicciones y todos los odios larvados en la propia Esquerra Unida. El Ayuntamiento se resume hoy en los ataques de Echávarri a Pavón y de Pavón a Echávarri, aderezados con los disparos de fusilería que cada uno de ellos, por separado, recibe desde sus mismas filas, y por las periódicas resoluciones judiciales que van estrechando el cerco sobre el alcalde. Seguir así hasta 2019 se antoja una locura, pero sobre todo es dañar la credibilidad que a la izquierda pudiera quedarle después de todo lo vivido en estos más de dos años y causar cada vez mayor perjuicio a la ciudad. Aliviar, al menos, la situación de ésta y recomponer, aunque sea en precario, la imagen de la izquierda pasa porque los dos protagonistas del desaguisado, Echávarri y Pavón, ambos ya sin más capacidad de maniobra política que el numantinismo, abandonen el Ayuntamiento. Sólo su salida haría posible, aunque sea improbable, recomponer un gobierno de izquierda que contara en la investidura con los quince votos necesarios. Si no es así, y la izquierda pierde el poder ahora o en las próximas elecciones, será en primer lugar culpa de ellos.

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