­­Es profesor del CEU, UMH y UA. Tiene dos reuniones en cola. No para. Tampoco su teléfono. ¿Cómo lo hace?

Porque tengo un equipo de gente muy operativo. Somos casi 800.

¿Cómo acaba uno dedicándose a la investigación?

Descubro mi vocación en la consulta, cuando veo que lo que hago es interesante para otros.

¿Para quiénes?

La rama que está menos avanzada en Medicina es la Psiquiatría. Prácticamente, no se sabe nada.

Vale.

Me doy cuenta del vacío. Por ejemplo, a uno de mis hijos empiezan a verlo psiquiatras y detecto que no tienen ni idea.

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No es como el diagnóstico del digestivo o cardiólogo, donde te hacen un montón de pruebas y saben lo que pasa.

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¿Y el psiquiatra no?

Puedes tener una entrevista de 5 minutos y te dicen que tiene una depresión. Encima, te mandan tratamiento. Veo que es todo empirismo puro. ¿Sabe?

Vamos que no es preciso.

La palabra sería objetivo. No hay una herramienta diagnóstica. Es solo una entrevista clínica basada en los homeópatas, que te hacen muchas preguntas basadas en síntomas y deciden que tienes una depresión. Entonces, viendo que cada uno manda un tratamiento distintos me cuestiono, "¿qué puedo hacer?".

¿Y qué hace?

En 2015 presento mi tesis, que se hace con mil chavales con hiperactividad y a todos se les hace una prueba que se llama neurometría.

¿En qué consiste?

Dar unos estímulos para que cada cerebro emita una respuesta. Nosotros medimos esa respuesta.

¿Y qué resultados concluyentes se dieron?

A los 5 o 6 años podemos saber si un chaval es autista con el 100% de sensibilidad. Sin hablar con él una palabra.

¡¿Cómo?!

Le ponemos un gorro en la cabeza, le hace una prueba y podemos saber que sus redes de sociabilidad no funcionan.

¿Y esa tecnología la han desarrollado ustedes?

No, no. Se desarrolla en el Instituto de Ciencias de San Petersburgo. Nosotros, la hemos depurado.

¿De qué consta?

Simplemente de una serie de patrones que se repiten. Nosotros acumulamos muchos datos de muchos pacientes. Primero, de sujetos sanos y luego los comparábamos con los que no eran sanos. Y así obteníamos los patrones de personas enfermas.

¿Por ejemplo?

Para diagnosticar Alzheimer, que son siempre los mismos.

¿Y qué se le da al paciente para que mejore?

No solo fármaco, también estimulación eléctrica transcraneal. Otro tipo de gorro que da impulsos electromagnéticos para activar o desactivar ciertas redes para el mejor funcionamiento.

Suena a Big Data.

Sí. Trabajamos en inteligencia artificial con Big Data. Nuestra base humana más importante son matemáticos, físicos de partículas e ingenieros de telecomunicaciones. Porque los médicos no tienen ni idea de ondas.

Interesante.

El cerebro es como Internet. Es un ordenador con hardware y software que clasifica la información y le da forma. Según como se organizan esos datos funcionas de una manera o de otra. Eso es lo que llamamos neurodiversidad. Por ejemplo, hoy en día, a un asperger no se le considera un enfermo, sino una persona diferente. A él le interesan las matemáticas y las pantallas de ordenador y no hablar. De hecho, muchos de nuestros investigadores son asperger.

¿Para detectar algoritmos?

Todo es pura matemática.

¿Puede especificar?

En pseudocódigo matemático.

Se trata a personas consideradas como normales.

Puedes pensar que eres normal y podemos encontrar cosas que dicen que no es exactamente así.

¿Qué pretenden?

Pretender mejorar la vida de la gente de una forma no invasiva.

¿Qué es no invasiva?

Aquello que tienes que ver con neurotoxicidad, que es lo que al final provoca que nos deprimamos.

«¿Son incompatibles Dios y la Neurociencia?».

Seguimos solos en el Universo. No entendemos muchas historias. No somos dioses. Tenemos miedo todos los días. Somos muy débiles.