Urge una reforma de la Constitución no sólo para intentar frenar un conflicto territorial que va más allá de Cataluña sino, sobre todo, para blindar un modelo de autogobierno autonómico de éxito pero que, en estos momentos, ya está agotado. Ese fue el hilo argumental de la intervención del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, durante la celebración del Día de la Constitución, acto institucional que, en esta ocasión, tuvo como escenario el Teatro Principal. Fue una cita muy alicantina en la que se escuchó música con letras de poemas de Miguel Hernández a cargo del grupo de Villena «Ana Camus Quartet», actuó la Banda Municipal para interpretar los himnos y en la que el jefe del Consell desplegó una intervención con numerosos «guiños» a Alicante -sede oficial de la celebración del 6 de diciembre- con referencias a Rafael Altamira, una nueva alusión a la «bicapitalidad» de la Comunidad para «coser» el territorio y la confirmación de que, en los próximos meses, la Generalitat entrará en la propiedad del citado Teatro Principal, lo que supondrá una importante reforma del emblemático edificio y asumir una parte de las deudas.

Una jornada de conmemoración en la que, sin embargo, se oyeron a su vez reflexiones de profundo calado pólítico -hasta las intervenciones de los premiados tuvieron mensaje con destinatario- y con una posición unánime del Consell: la reforma de la Constitución para caminar hacia un modelo federal «cooperativo» como garantía para mantener una política social -competencia principal de los gobiernos autonómicos- que ha tenido un «desarrollo como nunca en la historia» y blindar así un sistema de descentralización que, en opinión del presidente Puig, ha sido un «éxito» pero que, en estos momentos, está ya «agotado». Un cambio de la Constitución para introducir nuevos derechos pero, sobre todo, para frenar un conflicto territorial que, recalcó Puig, «va más allá de lo que está ocurriendo en Cataluña». «Las respuestas que nos dimos hace cuarenta años ya no sirven. Hay que resetear la democracia con una ampliación de derechos y una articulación del territorio», explicó el presidente apenas 24 horas después de que su Consell pusiera sobre la mesa la primera propuesta negro sobre blanco de reforma de la Constitución que, como ya avanzó este periódico, tiene como ejes, entre otras medidas, el citado modelo federal y resolver la financiación autonómica, algo que debe afrontarse con la máxima urgencia. No puede esperar a la reforma constitucional pero debe «institucionalizarse» también en el texto de la Carta Magna.

Pluralidad y diversidad

Para Ximo Puig, como desgranó en su intervención, es fundamental fortalecer el sistema con un pacto no sólo de los partidos, como se produjo hace cuatro décadas; sino en el que ahora también deben participar y tener voz los gobiernos de las comunidades. «El acuerdo para la reforma de la Constitución debe recoger -subrayó el jefe del Consell- no sólo la pluralidad de las ideas sino también la diversidad de territorios», en una referencia tanto a la división del actual sistema de partidos como a la importancia de las comunidades para acomodarlas en un modelo que pueda garantizar, al menos, otro periodo estable de armonía institucional, algo que en estos momentos no existe por las tensiones en Cataluña, el trato de favor del Gobierno de Mariano Rajoy al País Vasco a cambio de los votos en el Congreso o el expolio en el reparto de la financiación que viene sufriendo de forma sistemática, por ejemplo, la Comunidad Valenciana.

En una intervención en la que alternó el castellano y el valenciano, Puig hiló aún más fino y centró el debate sobre esa reforma en la «construcción de nuevos pactos territoriales» contra las «fracturas» actuales que se reflejan en los procesos de recentralización, algo fundamental para seguir manteniendo el Estado del Bienestar y superable con medidas vinculadas a una distribución clara de competencias o la reforma del Senado. La insuficiente financiación, que se tiene que resolver, en opinión del Consell, en los próximos meses sin esperar a la reforma de la Constitución para incluir, en el caso de la Comunidad Valencia, la condonación de más de 20.000 millones de deuda generados por la falta de fondos para favorecer las políticas sociales. La apertura de un marco de relaciones que conceda a las autonomías voz en las grandes decisiones del Estado, una circunstancia que ahora no ocurre. Y el reconocimiento de singularidades e identidades con el respeto y protección, entre otras cuestiones, del conjunto de las lenguas oficiales.

Actuó como maestra de ceremonias la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, en un Teatro Principal casi lleno con presencia en el escenario del Consell en pleno, una circunstancia que sólo se produce además en la jornada institucional del 9 d'octubre; el presidente de las Cortes, Enric Morera; el delegado del Gobierno en la Comunidad, Juan Carlos Moragues, con el presidente de la Diputación, César Sánchez; o el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri. Oltra fue la encargada de introducir un video en el que aparecieron algunos de los padres de la Constitución mezclados con imágenes de la histórica manifestación celebrada en la ciudad de València, de la que se cumplen ahora justo 40 años, bajo el lema «Llibertat, Amnistia i Estatut d'Autonomia!». Precisamente, durante su intervención, Oltra tuvo un recuerdo para todos los que lucharon para reivindicar la Constitución, texto que, recordó la vicepresidenta, permite el autogobierno de los valencianos aunque tendrá que someterse a reformas, apuntó, para afrontar el futuro. «Conmemorar no supone -dijo- mirarla como una estatua de mármol».