«El valor añadido de las empresas no se puede aumentar por decreto, lo único que está en nuestras manos para lograrlo es la innovación», argumentó ayer el vicepresidente ejecutivo de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI), Andrés García Reche, ante más de 150 personas del ámbito empresarial y académico que asistieron al Foro Club INFORMACIÓN-Universidad de Alicante-Bankia celebrado en el restaurante El Maestral.

García Reche explicó las funciones y objetivos del nuevo organismo que dirige ante los asistentes, entre los que se encontraban el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, el director de Políticas Públicas y Relaciones Institucionales de Google España y Portugal, Francisco Ruiz y el presidente de AlicanTEC, Andrés Pedreño, que también pronunciaron unas palabras en el marco de la entrega del Premio Google Actívate a la Comunidad Valenciana.

La ecuación que plantea el que fuera conseller de Industria con el gobierno de Joan Lerma para justificar la necesidad de la puesta en marcha de la AVI es simple: productividad+innovación= mayor valor añadido y mayor nivel añadido= mayores salarios, mayor renta per cápita y mejor calidad de vida de la población de la Comunidad. A su juicio, la «x» que falta en esta fórmula es la transferencia efectiva y real del conocimiento y la ciencia a las empresas y ese papel de unión entre ambas es el que va a jugar la Agencia.

«El valor añadido de nuestras empresas es de unos 51.000 euros y con ese dinero da para pagar sueldos brutos de 20.000 euros anuales. Esa cifra es la que marca el límite del nivel de vida porque los presupuestos se nutren de ahí», afirmó García Reche. «En el País Vasco por ejemplo el valor añadido asciende a 62.000 euros por lo que los salarios son de 27.000», añadió. «Los territorios en economía son lo que son sus empresas», sentenció.

La realidad del tejido empresarial de la Comunidad Valenciana es que está formado por pequeñas y medianas empresas. La idea es conseguir aumentar su tamaño mediante la innovación y siguiendo los criterios que la Unión Europea ha marcado dentro del programa Horizonte 2020, es decir, «con sostenibilidad, inteligencia e inclusión. Valores con los que la Generalitat está totalmente de acuerdo», dijo García Reche.

«En la Comunidad Valenciana tenemos once centros del CSIC y otros tantos institutos tecnológicos que se suman a las cinco universidades públicas. Son 953 grupos de investigación, lo que supone que tenemos entre 6.000 y 7.000 personas pensando todo el día. ¿Cuánto de eso aprovechamos? Pues muy poco», resumió el también profesor de Economía Aplicada en la Universidad de València.

El vicepresidente ejecutivo de la AVI quiso destacar que «disponemos de científicos de primer nivel, dos incluso se postulan para el Nobel, y publican mucho y bien», pero, continuó, «aquí necesitamos 290 publicaciones para conseguir una patente cuando en Alemania con 24 consiguen una y en Corea del Sur con 27». «Esto quiere decir que nuestra ciencia no se aprovecha», agregó García Reche. «Es cierto que ellos están centrados en su trabajo pero debemos moverlos también con incentivos», indicó.

En su opinión, en la Comunidad Valenciana «no se ha aprovechado el tiempo y nos cogió la globalización construyendo casas sin preocuparnos de incorporar mayor valor añadido a las constructoras que ahora podrían ser punteras y estar internacionalizadas». «Para lo que se nos viene encima a partir de ahora que será aún más disruptivo con la digitalización, la Inteligencia Artificial, la robótica, el Big Data y el internet de las cosas necesitamos a los científicos», advirtió.

Además, aunque ensalzó el valor de las start ups, el responsable de la Agencia abogó por «transferir en vena innovación a nuestros sectores tradicionales porque tendremos que seguir alimentándonos, vistiéndonos, calzándonos y viviendo en algún sitio pero tendremos que hacerlo de otra manera» y son los sectores tradicionales los que tendrán que dar respuesta a estas necesidades tras llevar a cabo su propia transformación.