Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¿De qué se ríe el alcalde?

Echávarri está en una nube, como si hubiera ganado por mayoría absoluta, pese a estar procesado y a que le han abandonado quienes le auparon al cargo

¿De qué se ríe el alcalde?

Los dos plenos que se han celebrado desde la salida de Guanyar y Compromís del gobierno que preside Gabriel Echávarri han sido seguramente los más felices que se le recuerdan al regidor del PSOE. No paró de bromear con los niños en la sesión infantil del viernes con motivo del Día Universal de la Infancia pero también se le vio suelto y sonriente en el pleno extraordinario del jueves que aprobó una modificación de crédito para inversiones en Alicante. Éste fue el primero sin sus socios de gobierno, Miguel Ángel Pavón y Natxo Bellido, quienes durante más de dos años le han sostenido en la Alcaldía pese a las muy diferentes formas de ser y pensar de los tres.

Lejos de echarles de menos, Echávarri parece ahora más feliz, en una nube, igual que las Belleas del Foc cuando acaban de ser elegidas. La diferencia es que las elecciones municipales fueron en mayo de 2015 y que precisamente no obtuvo mayoría absoluta. Si llegó a ocupar el sillón de la Alcaldía fue porque le auparon Guanyar y Compromís, los dos grupos de izquierda que no querían ni en pintura, como tampoco el PSOE, que volviera a gobernar el PP tras los escándalos de corrupción y la quiebra económica de unas arcas municipales que siguen intervenidas por el Ministerio de Hacienda. En Madrid, los de Montoro continúan analizando escrupulosamente los presupuestos de 2018 para que no superen en un euro los límites marcados.

Fueron Guanyar y Compromís los que le dieron la vara de mando a Echávarri al entender que era lo justo porque, por un puñado de votos, el PSOE resultó ser la formación de izquierdas con mayor apoyo entre los alicantinos. Sin embargo, no han sabido entenderse y el experimento apenas ha superado el ecuador de la legislatura.

Ha llovido desde aquella Navidad de 2015 cuando los tres políticos, juntos, se comieron el turrón. Entonces quisieron escenificar su unión ante los más agoreros. Luego todo se oscureció en una carrera cuesta abajo que ha terminado con la ruptura del tripartito. A Pavón se le vio en el Pleno del jueves triste y meditabundo, a Bellido se le nota algo nostálgico. Sin embargo, Echávarri está como un niño con zapatos nuevos. Como si Guanyar y Compromís hubieran sido una rémora y tuvieran toda la culpa de la paralización en la gestión, y se hubiera quitado un peso de encima con su adiós. Parece estar con más ganas y energía que antes.

La realidad, por contra, es que afronta una etapa incierta, inmerso en dos procesos judiciales, al frente de un gobierno en minoría con sólo seis concejales frente a una oposición de 23. Como ni los ediles pueden desdoblarse ni los días tendrán nunca más de 24 horas para asumir tanto trabajo, el que hasta ahora realizaban catorce personas, es posible que buena parte tenga que salir adelante a golpe de asesores. Algunos de los hombres fuertes de Echávarri ya han hablado con funcionarios y visitado concejalías porque se estaría preparando una revolución para poner al frente de las nuevas áreas a personal de confianza.

Lo que busca el PSOE es que sean asesores leales a la vez que competentes y preparados para poder gestionar la ciudad con solvencia en lo que queda de legislatura y que el engranaje municipal siga funcionando, coincidiendo con el adelgazamiento del personal de confianza de Guanyar y Compromís, que rebajarán ostensiblemente los sueldos de asesores que tenían hasta ahora, pasando de ocho y cinco, respectivamente, a solo dos, como los que han tenido el PP y Ciudadanos durante su labor de oposición.

Otra maniobra de Echávarri ha sido desprenderse de Fiestas, que deja en manos de su mano derecha, Eva Montesinos. Choca porque se quita la responsabilidad cuando sólo son seis. Fiestas es una parcela de contacto con la calle y un auténtico semillero de votos, que supo explotar muy bien el PP. Con esta nueva responsabilidad, la figura de Eva Montesinos cobra fuerza en el gobierno por si los problemas jurídicos del alcalde se agravan y al final tiene que irse.

Porque, por mucho que el regidor diga que el PSOE nunca volverá a gobernar en Alicante con Guanyar, Echávarri sabe que los de Pavón miran a Montesinos con buenos ojos si se vieran abocados a una nueva investidura para evitar que los populares recuperen la Alcaldía.

Compartir el artículo

stats