«¿En algún momento ha pensado en dimitir y por qué?» preguntó sin titubear un alumno del colegio Lucentum al alcalde, Gabriel Echávarri, durante el Pleno infantil Pleno infantilcelebrado en el Ayuntamiento. Fue tan directo que el regidor bromeó con el pequeño preguntándole a renglón seguido: ¿De qué medio de comunicación eres?». Echávarri no rehuyó y contestó: «No, solamente tiene que dimitir el que ha robado, el que ha engañado y el que ha mentido». «El que tiene la razón de su parte, tiene la fuerza de su parte», sentenció.
Porque la situación del alcalde, a quien sus socios de gobierno de Guanyar y Compromís acaban de abandonar por negarse a dimitir a causa de sus procesos judiciales, planeó sobre la sesión, presidida por Echávarri junto a la vicealcaldesa Eva Montesinos. Los otros cuatro concejales socialistas que completan el nuevo gobierno en minoría de seis se sentaron en sus escaños, tan solos que el alcalde invitó a los escolares a ocupar los 23 asientos de la oposición.
Entre una mayoría de preguntas relacionadas con la infancia, los niños sorprendieron interesándose por la actualidad política y por la situación de Echávarri. Le preguntaron si es duro ser alcalde. «Mucho», afirmó. Luego añadió que «es complicado pero sólo por momentos como éste con vosotros ya merece la pena. O cuando te para alguien por la calle y te da las gracias por una decisión tuya que le ha mejorado la vida, por eso también vale la pena». Pese a lo cual, les aconsejó no ser alcaldes cuando le preguntaron si soñaba con ello cuando era pequeño: «Ojalá nadie tenga en mente de pequeño ser alcalde sino ser feliz. Yo no tenía vocación de alcalde, surgió mucho después. Lo soy de forma temporal, tengo mi profesión de abogado, a la que volveré tras la política».
Una vida, la actual, que le impide estar todo lo que le gustaría con sus hijos de 4 y 8 años a causa de su labor política, como confesó cuando le interpelaron por ello. «Le quitas mucho tiempo a los tuyos pero esto lo hago de forma voluntaria. Cuando sean mayores comprenderán que el tiempo que les robé era para ayudar a otras personas y estarán orgullosos».
«¿Te gustaría cambiar de compañeros?», le preguntó otro escolar. «No, me gustan los míos», exclamó en referencia a sus compañeros socialistas tras la reciente ruptura con sus socios. En aquéllos tiene que apoyarse ahora para resolver los numerosos problemas de la ciudad. «Hay mucho que mejorar, Alicante es muy compleja. La undécima ciudad española en tamaño y no tenemos el dinero que querríamos para todo pero la suma de pequeñas cosas puede hacer una gran ciudad».
En el Pleno infantil participaron 41 alumnos de seis colegios (Lucentum, La Purísima y San Francisco, Antonio Mora Puchol, Ausiàs March, José Carlos Aguilera y El Faro) que preguntaron por cosas más mundanas, como las multas a las personas y los perros por orinar en la calle, y por los mosquitos en Maestro Caballero, donde una niña dijo que ya no fumigan. La gran cantidad de chicles pegados por el suelo y la costumbre de muchos de dejar los coches en doble fila también salieron a colación.
Los menores se interesaron por los niños refugiados, el maltrato y el acoso escolar. Ante esto último, lo socialistas hicieron hincapié en la necesidad de que denuncien los casos de bullying, propios o que sufran otros niños. El valenciano se coló en el debate, en el que colaboró Unicef, cuando un niño preguntó por la obligatoriedad de estudiarlo, a lo que Echávarri contestó que «es una fortuna» tener dos lenguas oficiales, «en Alicante nunca ha habido un conflicto lingüístico pero la lengua se utiliza políticamente como ariete».
