Profesores con una experiencia de más de cuatro años en la enseñanza de la Formación Profesional Dual afirman que más del 80% de las empresas que firman los convenios de prácticas remuneradas «no pagan nada al alumno y eso conduce al fracaso del sistema», como recalcó Alfredo Fuentes, jefe de estudios del Instituto Canastell de San Vicente del Raspeig durante su partipación e el II foro de Oportunidades organizado por la Conselleria de Educación en el ADDA de Alicante.

Más de medio millar de alumnos, 73 docentes y el doble de empresas que el año pasado, hasta 41 mercantiles, han compartido talleres virtuales sobre la búsqueda de empleo y contactado directamente en un encuentro que la conselleria trasladará a Castellón ya Valencia en diciembre.

«Hay que explicar muy bien la Dual a las empresas, es muy complicado». El profesor tiene que convertirse en un comercial, «para lo que no estamos formados», si quiere conseguir un contrato remunerado para sus alumnos.

La profesora Lola Crespo, tutora en el Instituto Gran Vía de Alicante, corrobora las palabras del profesor Fuentes y reclama a su vez un trámite menos engorroso, porque la necesidad de que la documentación de estos convenios de prácticas vayan y vuelvan de la conselleria en Valencia con cada paso que se da, los eterniza.

Lo que diferencia la prácticas de FP en empresas, la de toda la vida, con las de FP Dual es precisamente la contraprestación económica «consensuada» entre el centro educativo y la mercantil.

El problema, según contaban ayer los profesores, es que el convenio «puede no obligar a nada».

Además del contrato de tipo laboral, por el que la empresas de FP Dual paga el salario mínimo interprofesional -lo que corresponda según las horas trabajadas por el alumno-; y el contrato tipo beca, que incluye el alta en la Seguridad Social y un dinero por horas; los convenios incluyen un tercer tipo de relación bajo el epígrafe general «otros», que deja la puerta abierta a unas prácticas gratuitas y mano de obra barata.

Rentable

«En tan solo seis meses de prácticas laborales, el alumno empieza a ser rentable para la empresas sin necesidad e que haya completado su formación», asevera Alfredo Fuentes.

Por eso reivindican desde los institutos el pago obligatorio de estas prácticas. «Si el alumno no se siente ni realizado ni valorado con una contraprestación económica es un fracaso, para su aprendizaje y para el ambiente laboral de la empresa, donde empiezan los conflictos de los trabajadores en plantilla porque ven peligrar su puesto», añade.

¿Se enseña al alumno desde el instituto a lidiar con estas situaciones? , preguntaron entre los asistentes. Al aprendizaje en las competencias profesionales, el profesorado añade también ahora «competencias emocionales básicas», porque las empresas lo demandan.

Mariano Tari, de Calzados Puche, Esperanza Navarro, de Gioseppo -ambas con sede en Elche, así como Julián López, de Aliplaca y una representante de Altur de San Vicente del Raspeig, coincidieron por su parte en destacar como imprescindible la «actitud» del alumno a la hora de elegirlos para las prácticas remuneradas, con las que también está concienciados tras varios años de experiencia con el sistema Dual, «Como mínimo para cubrir sus gastos. Se trata de una formación pero es trabajo», señalaron.