La nieta de Carmina Martínez, de apenas seis meses, tiene las piernas llenas de picaduras, igual que su madre y tu tía. Todos en la familia están llenos de picotazos. Creían que eran por los mosquitos hasta que encontraron chinches en un colchón. Luego, el pediatra les ha confirmado que las picaduras del bebé son de chinches y que no es el primer caso que ve en las últimas semanas de niños procedentes del barrio de Miguel Hernández (antes José Antonio). Carmina, cuya vivienda se encuentra en un bajo de la calle Canónigo Galvis, dice estar desesperada. Su hijo, su nuera y la bebé se han marchado de la casa y ella ha tirado a la basura el colchón y el canapé donde aparecieron los insectos, «pero he visto otros en una pared y además en muchos casos las chinches no se ven, y menos los huevos que ponen, así que hay que fumigar y luego estar una semana sin entrar al piso». Carmina se queja de que «me he quedado sin colchón y sin canapé y estaban nuevos, y ahora tenemos que pagar a una empresa para que venga a fumigar porque nos dicen que es cosa nuestra aunque estamos convencidos de que el problema viene de la calle, de los árboles y de la fuente; si no, sólo nos pasaría a nosotros y, sin embargo, hay otros pisos en los que también han aparecido estos insectos».

El presidente de la Asociación de Vecinos Sol d'Alacant, Lisardo Gabarre, ha confirmado que son varias las viviendas del barrio de Miguel Hernández en las que han aparecido chinches. El dirigente vecinal asegura que lleva desde el verano denunciando la situación ante la administración «pero nadie hace nada. No nos hacen caso», asegura, para añadir que «lo de las chinches es un verdadero problema, pero es que en el barrio todo está fatal, hay muchas palomas y también hemos visto muchos ratones en los tejados y en las bovedillas de los pisos, además de la fuente de la plaza, que hace falta que limpien y desinfecten con mas frecuencia porque aquello es un foco de mosquitos y creemos que las chinches también pueden venir de ahí». Gabarre asegura que «hemos hecho muchos escritos denunciando la situación desde este verano, tanto a Asuntos Sociales y a Sanidad del Ayuntamiento como al EIGE, Entidad de Infraestructuras de la Generalitat (antiguo IVVSA), pero nadie hace nada. Cada tres o cuatro días alguna familia del barrio tira un colchón o una alfombra porque es la única forma de acabar con las chinches, y además tienen que encargarse ellos de la fumigación».

Desde la Concejalía de Sanidad, la edil Sonia Tirado ha indicado que la responsabilidad de la fumigación, cuando, como en este caso, los vecinos no tienen medios, ha de correr a cargo del propietario de las viviendas, es decir el Consell. «Cuando nos llega una denuncia, se hace una inspección y un informe del estado de la vivienda y con eso se hace un requerimiento al propietario y, si el propietario no actúa, pedimos permiso para actuar nosotros subsidiariamente y al tiempo se sanciona al propietario. Aquí las viviendas son del EIGE y se le ha hecho el requerimiento pero, a veces, sobre todo si no se encuentra al inquilino en la casa, el proceso se puede alargar», ha indicado la concejala Sonia Tirado (Compromís), quien considera que de la fumigación ha de ocuparse la administración al tratarse de familias sin recursos.