«Muchas personas mayores languidecen recluidas en sus casas en condiciones precarias sin recibir las atenciones profesionales que necesitan. Mientras tanto, las instalaciones del antiguo asilo de Benalúa, levantadas con el esfuerzo y las aportaciones de los alicantinos, permanecen con las puertas cerradas. Que esas puertas se abran es de justicia». Este es el texto que aparece en el reverso de las tarjetas que la Asociación de Vecinos «El Templete» de Benalúa están repartiendo entre los vecinos del barrio para que se envíen al Obispado de Alicante (propietario de la instalación), al Ayuntamiento de Alicante y a la Conselleria de Políticas Inclusivas.

La presidenta del colectivo vecinal, Isabel González, asegura que ya se han repartido entre los residentes del céntrico barrio medio millar de postales, que incluyen el remite y en las que los vecinos sólo tienen que añadir su nombre, DNI y la firma. «Y tenemos otro medio millar encargadas para seguir repartiendo», explica la representante de «El Templete», que junto a otros miembros de la asociación se dan cita los sábados en la plaza de Navarro Rodrigo para entregar las tarjetas entre los ciudadanos. «El barrio tiene mucha necesidad de un centro de día porque tiene una población muy envejecida que no sale de casa por no tener ningún sitio al que ir», apunta González, en presencia de la vicepresidenta de la entidad y de dos vocales.

En este mandato, la asociación se ha reunido con asesores del alcalde de Alicante, de los que recibieron «solo palabras de comprensión y apoyo», pero no han sabido «nada» de las otras dos instituciones a las que piden ayuda. El Obispado, como propietario de la instalación que acogió el asilo de Benalúa hasta el año 2010, «ni ha contestado». Tampoco han obtenido respuesta, según lamentan, del departamento autonómico que dirige Mónica Oltra. «Hemos llegado incluso a pedir una reunión, a través del registro, con el delegado territorial, pero tampoco hemos tenido ninguna respuesta», prosigue la presidenta vecinal, quien recuerda que la presión del barrio logró la construcción del centro de salud después de casi dos décadas de reivindicaciones y que el solar que acogió el colegio de Benalúa se convirtiera finalmente en un espacio deportivo público.

Desde la asociación reclaman que el Ayuntamiento se haga con la propiedad del edificio para que albergue un centro de día para mayores, junto a un comedor social, una biblioteca y también un espacio para jóvenes. «Es decir, un gran centro social y cultura que sirva para dinamizar el barrio», prosigue Isabel González, quien lamenta que muchos vecinos del barrio «acaban yéndose», en alusión al fallecimiento, y no han podido disfrutar de una dependencia «más que necesaria».