La incineración sigue ganando adeptos como última voluntad del ser humano. La tendencia al alza de practicar la cremación de cadáveres, en lugar de la inhumación, ya ha alcanzado en la provincia de Alicante el 42% de los casos de decesos. El porcentaje de un punto de incremento anual, registrado desde 2013, que alcanzó un 36%, se ha duplicado en lo que llevamos de 2017, por lo que ya se puede afirmar que cuatro de cada diez difuntos, acaban siendo incinerados.

Según datos facilitados por el Grupo de Servicios Funerarios ASV, estas cifras varían en función de la población. En ciudades y localidades más grandes, el porcentaje de incineraciones se sitúa en torno al 40%-50% (e incluso hay poblaciones que llegan a alcanzar un 60%), frente a localidades más pequeñas o más tradicionales donde todavía no se supera un 20%-30% de cremaciones.

A nivel nacional, los datos son similares. La Asociación Nacional de Servicios Funerarios (PANASEF) asegura que en 2016, en España, la incineración es la opción elegida en un 40,33% de los fallecimientos. El gran salto se producuirá en 2025, cuando la estimación habla de que el 60% de los decesos serán incinerados.

Demanda creciente

El Grupo ASV gestiona 19 tanatorios en la provincia de Alicante, de los cuales, en 8 también cuentan con crematorio. Sin embargo, uno de ellos, el del Tanatorio Santa Faz de Sant Joan, está inoperativo desde enero de 2015 debido a un duradero conflicto judicial. De este modo, en el núcleo más poblado de la provincia, con Alicante, su área metropolitana de L'Alacantí, Santa Pola y Elche, donde viven 700.000 personas, solo están operativos un crematorio en Alicante (La Siempreviva) y otro en Elche.

El responsable de Comunicación de Grupo ASV, Jorge García, explica que para atender las incineraciones que se solicitan en el Tanatorio de Sant Joan, «se trasladan los féretros a Alicante, a Elche o a otros crematorios donde se pueda dar servicio. Todo el proceso sigue adelante. De lo que se trata es de agendar las incineraciones y de utilizar las instalaciones al máximo».

García reconoce que en momentos puntuales, «en algunos picos de defunciones, puede ser que se haya tardado más de la cuenta en poder enterrar al difunto. Pero en ese tema, nunca se sabe. Un día puedes encontrarte con todas las salas vacías y, en unas horas, están todas llenas».

Ante la imposibilidad a corto plazo de que funcione el crematorio de Sant Joan, el portavoz del Grupo ASV adelanta que la empresa «puede que se plantee construir otro crematorio, pero eso depende de muchas cosas a parte de la demanda, como son la legislación autonómica y municipal. Está claro es que con una previsión del 60% de incineraciones en 2025, para entonces faltarán crematorios», indica Jorge García.

Las nuevas tendencias culturales, el desarraigo de las tradiciones y hasta la falta de espacio para enterramientos, obliga a dar un giro radical a la forma de despedir a los difuntos. La adaptación es tan inevitable como la muerte.