El Ejecutivo autonómico busca diferentes fórmulas para potenciar la transparencia, el buen gobierno y el control de las cuentas en las federaciones deportivas afincadas en la Comunidad Valenciana. Así lo confirmó ayer el conseller de Transparencia, Manuel Alcaraz, durante una mesa redonda sobre integridad en el deporte celebrada en el Village de la Volvo Ocean Race en el Puerto de Alicante.

«Es conveniente aplicar una mayor regulación a aquellas federaciones que reciben subvenciones considerables de la Generalitat, de las que pueden vivir», destacó Alcaraz, que ya ha entablado conversaciones al respecto con el conseller de Educación y Deportes, Vicent Marzà.

El titular de Transparencia admite que el panorama de un mayor control de las federaciones deportivas de la Comunidad «es complicado» porque el régimen regulador de varias de ellas corresponde al Estado central. No obstante, Alcaraz defendió la necesidad de mayor transparencia en el deporte «por su enorme potencial económico y por su gran capacidad para crear imaginarios culturales colectivos».

Defensor de un concepto más amplio de la cultura de la transparencia que implique a todo el tejido social, el conseller resaltó la necesidad de combatir las malas prácticas en el mundo del deporte que conviven con la evasión de impuestos, el fraude fiscal y las acciones delictivas en relación con las apuestas y amaños de partidos.

En la mesa redonda también participó el experto internacional en lucha contra la corrupción Hervé Falciani, que abogó por «construir puentes entre ciudadanos, empresas e instituciones a partir de una mayor información» como vía necesaria para perseguir el fraude.

Falciani resaltó que los grandes clubes de fútbol arrastran tras de sí una enorme deuda, pero continúan fichando. Hasta el punto de que las cinco principales ligas movieron la pasada temporada sólo en fichajes 5.000 millones de euros.

A su vez, la abogada de Transparencia Internacional Nefer Ruiz explicó que el verdadero desencadenante de la corrupción en el deporte «es la mala gestión de las instituciones durante los últimos 20 años» y consideró necesario un cambio de mentalidad de los dirigentes antes que una mayor regulación.