Reducir las secuelas que dejan las operaciones para extirpar el pecho. Este es el objetivo de un protocolo que desde hace dos años se aplica en el Hospital General de Alicante. Este va dirigido a las pacientes a las que se les detectan células tumorales en los ganglios de la axila. A estas mujeres generalmente se les extirpa la mama y se les vacía la axila. Esta intervención, con el paso de los años, genera dolores, problemas de movilidad e inflamación del brazo. En el centro sanitario alicantino tratan a estas pacientes con quimioterapia antes de la intervención quirúrgica. Tras el tratamiento, explica el oncólogo José Ponce, «se analiza el ganglio centinela con dos trazadores que se inyectan en la mama. Posteriormente se extraen los ganglios que reciben esa sustancia y se analizan para ver si están afectados por el tumor». Si no se detectan células tumorales, añade Ponce, «no hace falta extraer más ganglios y así se evitamos realizar en muchas pacientes linfadenectomías innecesarias y sus complicaciones derivadas».

En los últimos años, el Hospital General de Alicante ha ido generalizando la aplicación de la quimioterapia antes de la intervención quirúrgica. Por un lado, «ayuda a eliminar las posibles "micrometástasis" a distancia del tumor que pueda existir ya desde el diagnóstico inicial, y evitar recaídas en un futuro», señala Ponce.

Por otra parte, en caso de tumores cuyo tamaño inicialmente contraindica una cirugía conservadora y que por lo tanto van a requerir una mastectomía de entrada, «la quimioterapia puede reducir su tamaño hasta alcanzar criterios seguros» para extirpar el tumor y conservar la mama. De esta forma «alcanzamos tasas más altas de cirugías conservadoras, que es uno de los objetivos principales que nos planteamos en toda paciente».