Forma parte de su fisonomía desde hace más de 30 años, pero el paso del tiempo, la humedad y la aportación del ser humano lo había deteriorado mucho. El mosaico levantado en 1986 en el Instituto Figueras Pacheco ha vuelto a recuperar el esplendor el pasado gracias a los trabajos de restauración y consolidación que se han realizado en las últimas semanas.

Después de muchos años intentando acometer la obra, el pasado verano la dirección del centro educativo encargó el proyecto a la ceramista María Aracil y al albañil Abelardo Granados. Ambos han conseguido que los famosos «cubos del Figueras» recuperen todas sus piezas, ensambladas en un complicado puzzle.

El IES Figueras Pacheco comenzó su andadura en el curso 1970-71. Quince años después, en su primera ampliación, la empresa Constructora San José incluye en las obras la instalación de un mosaico de grandes dimensiones. El artista plástico gallego Xohan Viqueira, y el pintor y ceramista alicantino Andrés Hurtado levantan el conjunto escultórico titulado «Paisaje móvil sobre la línea y el punto», consistente en un muro de 7 metros de largo por 4 de ancho que se expande a sus pies con cinco bloques cúbicos, decorados con símbolos cubistas, figuras geométricas y colores tierras y grises, de un inequívoco estilo mediterráneo que recuerda a Manuel Baeza o Arcadi Blasco.

El compromiso por escrito de la constructora, según relata la directora del instituto durante más de 30 años, Raquel Royo,ya jubilada, era que «cada diez años tenían que mantener el mosaico. Pero faltaron al contrato y se desentendieron de la obra».

Desde el primer momento, la comunidad escolar del instituto lo adaptó como propio. Es su monumento indetificativo, donde los alumnos se sentaban encima o al cobijo de su sombra. Tanto es el cariño que tienen por sus «cubos» que, en 2004, cuando la Conselleria planteó una nueva ampliación del instituto, que conllevaba la eliminación o el traslado de la obra, los estudiantes organizaron movilizaciones que dieron su fruto. Royo ha recordado estos días que hubo «mucha pelea por salvar el mosaico. Y tuvimos suerte y lo dejaron donde estaba».

Avalados por la Conselleria

El actual equipo directivo del IES Figueras Pacheco, con Marisa Tomás a la cabeza, es quien este año ha podido dar vía libre al ansiado proyecto de restauración. La Unidad Técnica de la Conselleria de Educación el visto bueno a una obra para la que fue difícil encontrar quien la ejecutara. Un profesor de plástica buscó ayuda en la Escuela de Artes y Oficios de Alicante, que fue quien dio el contacto de María Aracil.

La ceramista santjoanera considera que ha realizado un «trabajo técnico, respetando al máximo la obra original». Uniendo técnica y arte, ha creado cerca de un centenar de placas de gres cerámico, horneadas a alta temperatura de 1.280 grados, decoradas con engobes de color producidos por óxidos de hierro (marrón), cobalto (azul) y manganeso (negro).

La exdirectora Raquel Royo cree que «los chavales siempre han querido el monumento, lo ha respetado, y si tiene alguna pintada, eso no es vandalismo». De hecho, la restauración no va a eliminar los grafitis escritos por los estudiantes. Estas declaraciones de amor escritas con típex forma parte de la obra, de un monumento que, como dice Raquel Royo, «es el alma del instituto».