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«Con Cataluña no caben tibiezas, ambigüedades ni malabarismos»

Asegura no ser nacionalista, sino «valencianista y españolista», y sostiene que el proceso independentista «ha revelado que el nacionalismo está presente en las instituciones valencianas»

El «delirio secesionista» saca el lado más patriota de Juan Carlos Moragues (Gandia, 1969). El discurso del exconseller del PP y ahora delegado del Gobierno, de formas serenas (la bandera española la exhibe en un reloj de la Policía Nacional), gana en vehemencia a medida que la conversación se adentra en el gran asunto de la España de 2017.

Le confieso que estoy preocupado con lo de Cataluña. ¿Usted también?

Es para estar preocupado, porque el extremismo se ha adueñado de las calles. Ha habido un golpe de Estado.

Eso son palabras mayores.

Cuando de forma unilateral quiebras la Constitución y estás en un escenario de falta de respeto a la legalidad es un movimiento golpista.

Y si la Constitución no ofrece cabida a la propuesta que ellos reivindican, ¿qué salida hay?

Dentro de la legalidad se puede hablar de todo lo que se quiera y más. Si no se está de acuerdo con las leyes, están las Cortes Generales para cambiarlas. Son los cauces que nos hemos fijado como democracia, que ha servido de base a las instituciones que gobiernan y que ahora son utilizadas en contra. Así que voluntad de diálogo, toda, pero dentro de la legalidad.

Pero ese diálogo no se ha dado en años y la culpa no será solo de una parte, ¿no?

La voluntad es negociar, pero detrás del diálogo no se puede esconder que aquí hay un grupo que se ha posicionado al margen de la ley, en un atentado contra la democracia. Todos los demócratas y los partidos debemos estar juntos y unidos para decir alto y claro que es inadmisible lo que están haciendo.

Usted que sabe, ¿qué se cuece en Madrid? ¿Nos preparamos para la aplicación del artículo 155?

Madrid tiene analizados todos los escenarios. Pediría al resto de grupos altura de miras y responsabilidad, porque estamos en un momento histórico. Tenemos que recuperar el espíritu de la Transición y tener visión de Estado. El conflicto catalán no se puede utilizar para sacar rédito político.

¿El gobierno no lo ha hecho en el pasado?

Esta, le decía, es la situación más difícil que ha vivido la democracia después del golpe de Estado de Tejero. Igual que entonces estuvimos todos unidos, ahora tenemos que estarlo, porque esto es un atentado a la democracia. Lo preocupante es que haya dirigentes políticos, valencianos entre ellos, que justifiquen el incumplimiento de la ley. Es inadmisible. Hay que hacer un dique de contención del populismo y la demagogia. No se puede poner por igual al que incumple la ley que al quiere hacer que la cumplan.

Insisto, no veo autocrítica. Quizá no es el momento...

Es momento de diálogo de todas las fuerzas. Si antes tuvimos los padres de la Constitución, ahora a lo mejor tenemos a los hijos. Se puede repensar el modelo territorial, pero para empezar debemos tener clara cuál es la posición del PSOE, porque Puig hablaba de enterrar el Estado de las autonomías y de federalismo, cuando otros defienden otro modelo. El PP quiere hablar, pero necesita interlocutores con ideas claras.

Ya que lo saca: ¿el Estado autonómico está agotado?

Lo sacó Puig. Creo que es hora de buscar consensos sobre cuestiones clave de Estado, como el sistema de financiación y el agua, y de reflexionar el modelo territorial, pero siempre desde la sensatez y la racionalidad, en ningún caso aventurar modelos que no partan de consensos como el que tuvo la Constitución de 1978.

O sea, que lo de nación de naciones le suena extraño, ¿no?

Hay que buscar un consenso como el de 1978 y tener amplitud de miras para pactar.

¿Se ha recentralizado España? Dos ejemplos: dependemos del FLA para subsistir financieramente y se han recurrido un puñado de leyes autonómicas.

El Estado de las autonomías ha posibilitado los mejores años de progreso social y económico de España, debemos tener espíritu constructivo y observo demasiadas ansias destructivas, movimientos que predican una ruptura institucional, un movimiento populista que busca revoluciones. No podemos tirar por la borda la estructura del Estado de derechos que tanto bien nos ha hecho. Y sobre los recursos, nadie está al margen de la ley. No son mecanismos contra las autonomías, sino de preservación de la legalidad.

¿Cree que hay riesgo real de una expansión del secesionismo en la Comunidad Valenciana?

Creo que hay que evitar a toda costa un efecto contagio. Pido a los dirigentes valencianos que no hagan declaraciones que alienten la crispación en la calle. No es justificable criticar a la corona por pedir respeto al Estado de derecho. El problema catalán ha aflorado que el nacionalismo está presente en las instituciones valencianas y se ha percibido una tibieza del PSPV ante declaraciones de Compromís que han justificado el incumplimiento de la ley. No podemos flirtear con el secesionismo catalán.

Permítame, ¿es usted nacionalista?

No. Soy valencianista y españolista.

¿Nacionalista español, entonces?

No. Soy valenciano y español, y quiero lo mejor para mi tierra. Trabajo para defender sus intereses, pero tengo claro que València ha de estar integrada en un proyecto común. Lo piensa la gran mayoría. La encuesta de INFORMACIÓN decía que nueve de cada diez valencianos no se sienten independentistas, pero hay dirigentes valencianos que no han asimilado el tono institucional. El sentimiento valenciano es de ser tan valenciano como español y las instituciones no se pueden utilizar para proclamar un nacionalismo que no siente la sociedad.

Al punto que hemos llegado, ¿lo más saludable para la democracia es un referéndum pactado y con garantías en Cataluña?

Ahora se ha apoderado la anarquía de las calles de Cataluña. Tenemos que volver a respetar las leyes y a la normalidad democrática.

¿Con mediadores?

No hacen falta. Pedir mediadores demuestra un ánimo de no volver a la legalidad.

¿No hubiera estado mejor dejar votar en una consulta que no tenía garantías antes que las imágenes de fuerza de los cuerpos de seguridad del Estado?

Lo primero es romper una lanza en favor de los cuerpos de seguridad, que han cumplido un mandato judicial. Recibieron amenazas, coacciones y estuvieron en una situación compleja. No podemos desviar la atención de los verdaderos causantes del 1-O: los promotores del referéndum. Ellos son los causantes de todo lo que sucedió el domingo. El principal peligro de la democracia actual es el populismo y ha habido un movimiento que ha estado alentando el enfrentamiento. Los demócratas debemos encontrar el antídoto contra ese veneno del populismo. No caben ambigüedades, tibiezas, equilibrios imposibles ni malabarismos. Debemos tener claro que tenemos unas reglas de convivencia y luchar contra quienes quieren hacerlas añicos.

¿No es peligroso ese planteamiento de «o con nosotros o contra nosotros», sin posibilidad de matices?

Pero es que no se puede equiparar a unos y otros. No estamos hablando de diálogo entre dos grupos democráticos que cumplen la ley, estamos hablando de un proceso secesionista sin ningún amparo legal, un camino de desobediencia a los jueces, un chantaje a los demócratas, a todos, y no hay medias tintas.

Pero son muchos. Habrá que abrir la puerta de alguna manera para que vuelvan a entrar, ¿no?

Claro que hay que hablar con ellos y abrirles la puerta, pero hablar dentro de la legalidad. Lo que no puedes es negociar con alguien que te chantajea. No podemos alentar ni amparar ni justificar esta situación.

A la Comunidad le deja el traslado de Caixabank, el Sabadell y Mediolanum. Vamos a salir ganando, ¿no?

Una buena noticia sí es, porque supondrá nuevas oportunidades de negocio. Es una prueba sobre todo de que el delirio secesionista ya está pasando factura en forma de empobrecimiento de Cataluña.

Aparquemos Cataluña. ¿Es Ximo Puig desleal con el Gobierno de Rajoy?

No. Puig está con un relato de la infrafinanciación y la infrainversión y se está quedando sin él, porque el ministro de Fomento ha anunciado toda la inversión en el Corredor mediterráneo y sobre la financiación se requiere un gran pacto con el PSOE. El problema de Puig es que fija una posición y no se sabe si tiene el respaldo de su propio partido, el PSOE. ¿De qué modelo federal habla? ¿Su partido está de acuerdo?

Él ha dicho que defiende los intereses valencianos antes que los del PSOE.

Pues para eso tiene que hacer que su partido fije una posición que beneficie a los valencianos. Eso ha de trabajar, como hacemos en el PP, que pusimos el problema de la financiación sobre la mesa. Puig se ha incorporado al carro de esa reclamación.

Entiendo por tanto que ya ha reservado sitio para la manifestación por la financiación.

Es hora de negociación del nuevo modelo, no de ponerse detrás de una pancarta. Y esa negociación requiere el consenso del PP y el PSOE. En esa dirección tenemos que trabajar y no en el hábitat natural de los populistas.

¿Ha mejorado la relación con el Consell en la nueva legislatura?

El Gobierno quiere evitar la litigiosidad y buen trato institucional.

Antes no aparecía un ministro por estas tierras...

Lo que estamos es por buscar acuerdos y tener una actitud de colaboración y empatía. No queremos que se alimenten discursos frentistas y victimistas.

¿El PP tiene ojeriza con Compromís y Oltra y más benevolencia con Puig? ¿Es una estrategia para agrietar el bipartito?

No queremos sobre todo discursos de enfrentamiento. Es verdad que en el Consell a veces se abren polémicas estériles que dividen a la sociedad y que luego el señor Puig se convierte en el bombero de los pirómanos de sus consellers. Pienso en la tasa turística, el IVO o la concertación sanitaria. Puig debería prevenir el incendio más que apagarlo. Si no, queda la sensación de dos Generalitats.

Los presupuestos del Estado se van a prorrogar. ¿Es negativo cuando no se pueden acometer nuevas inversiones si no están presupuestadas?

Hay posiciones políticas en Madrid que tienen como premisa el no a todo lo que dice el Gobierno, aunque proponga cosas beneficiosas para la Comunidad. Lo que hay que pedirles es que abandonen ese discurso de populistas. Si los presupuestos son buenos para los valencianos, ¿por qué no negociarlos? ¿De qué sirve si no la presencia de Compromís en Madrid?

Los de este año eran los peores en inversión per cápita.

No son los peores. Inversiones como el corredor afectan a muchas comunidades y territorializarlas alienta discursos frentistas. Esta semana se pudo comparar la agenda valenciana de infraestructuras con lo que está haciendo Fomento y casi toda la agenda se está acometiendo.

¿Está ansioso por ver À Punt?

Ha empezado mal con los procesos de nombramientos. Y ha habido con el conflicto catalán un tuit de la directora desafortunado y que evidencia partidismo. Las prioridades han de ser unos buenos servicios públicos.

Que no la hubiera abierto, vamos.

No es justificable sobredimensionar el sector público y destinar 55 millones de gasto a una televisión cuando tienes servicios básicos por cubrir. Y hay indicios de duda sobre la objetividad de sus gestores.

¿Hay peligro de un Nou d'Octubre caliente, conflictivo?

Hay que pedir a los responsables políticos que no crispen y no alienten posiciones de enfrentamiento. Pero seguridad habrá; el dispositivo será como mínimo el del año pasado para que sea un día de fiesta.

¿No estamos más desprotegidos por el contingente desplazado a Cataluña?

No ha habido merma de seguridad. Agradezco el esfuerzo de los cuerpos de seguridad del Estado, que se han de multiplicar al estar algunos de ellos atendiendo la situación de anormalidad democrática en Cataluña.

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