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La UA urge a mejorar la capacidad de desagüe de Alicante ante las tormentas

Climatología alerta de que, tras el exitoso primer plan antirriadas, hay que actuar en Míriam Blasco, avenida de Elche y Playa de San Juan

La UA urge a mejorar la capacidad de desagüe de Alicante ante las tormentas

El sábado se cumplen 20 años de la trágica «gota fría» del 30 de septiembre de 1997, cuando dos trombas en seis horas descargaron sobre Alicante y su área metropolitana un total de 270 litros por metro cuadrado. Desde entonces la situación ha cambiado en cuanto a la infraestructuras de defensa contra las avenidas. Incluso ha cambiado la manera de llover y es necesario acometer nuevas infraestructuras de desagüe de forma urgente. Jorge Olcina,director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, alerta que a partir de ahora las tormentas serán más cortas pero de mucha más intensidad, como sucedió el pasado 15 de este mes, por lo que hay que actuar en los imbornales del casco urbano y en puntos concretos como la Playa de San Juan, Avenida de Elche y la avenida Míriam Blasco.

El director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante alerta de que el caso urbano necesita mantener el ritmo de inversiones de los últimos años para mejorar su sistema de evacuación de agua cuando la lluvia cae de forma torrencial.

La infraestructura con la que se dotó a la ciudad a partir de 1997 para evitar en el casco urbano entraran las violentas riadas que se producían en el entorno metropolitano, impide desde entonces que el agua llegue a la ciudad pero falta todavía trabajo por hacer para evitar el impacto que provocan las tormentas puntuales que caen sobre el casco urbano en pocos minutos como la del pasado viernes 15, cuando dos violentas trombas dejaron 40 litros en dos horas y demostraron que la red de pluviales no está preparada para absorber tanta agua en tan poco tiempo.

«El cambio climático provoca modificaciones hasta en la forma de llover por lo que tenemos que prepararnos para resistir las tormentas intensas en que caen en pocos minutos. No serán trombas tan abundantes en cantidad de agua como las de 1982 o 1997 pero sí muy virulentas en poco espacio de tiempo, por lo que imbornales y colectores pluviales deben estar adaptados a este tipo de nueva lluvia», subrayó ayer Jorge Olcina.

La Generalitat y el Ayuntamiento, así como Aguas de Alicante están desarrollando obras necesarias para que la ciudad reduzca el riesgo ante lluvias torrenciales como el depósito anticontaminación de San Gabriel y el parque inundable La Marjal de la Playa de San Juan, pero siguen sin solución zonas puntuales como la avenida de Niza y calles aledañas en la playa de San Juan, la avenida de Míriam Blasco en la Albufereta o la avenida de Elche, que necesitan colectores de mayor capacidad para evitar los encharcamientos importantes provocados por las tormentas intensas.

El Plan Antirriadas fue todo un hito de la ingeniería ya que supuso enterrar 17.000 millones de las antiguas pesetas en la construcción de una potente red de colectores que evita que el caudal que se genera en los barrancos que rodean a la ciudad de Alicante entre en la misma. Sin embargo, el agua que descargan las trombas sobre el casco urbano satura la red de alcantarillado. En su día, tanto el Ayuntamiento como la Conselleria de Infraestructuras, coincidieron en la necesidad de acometer con urgencia una serie de obras que siguen sin realizarse. Conclusión: el agua sigue inundando locales comerciales y garajes, ya que el diseño de las calles dirige las corrientes que se forman hacia los extremos de las mismas.

En 2007 se ejecutó un proyecto para desviar las lluvias que caen sobre los municipios de l´Alacantí. En concreto, la actuación, en la que colaboró el Instituto Universitario de Geografía, consistió en la construcción de una red de colectores que recogen el agua pluvial de El Campello, Mutxamel, San Vicente, Sant Joan, Agost y la pedanía alicantina de Santa Faz y la llevan a los barrancos encauzados de Juncaret y Orgegia desde donde van a parar al mar. La actuación costó 23 millones de euros y finalizó en 2012.

Para evitar inundaciones, además de remodelar y sobredimensionar parte de la red de colectores es necesario evitar que lleguen caudales de lluvia procedentes de otros municipio de l´Alacantí que ahora se canalizan a través de los barrancos de Juncaret y Orgegia, encauzados con el plan de 1997.

Un error en la planificación contra las avenidas pudo venir, según algunos expertos, por un error al no prever que el periodo de retorno medio para que se produzca una gota fría acompañada de lluvias torrenciales en la provincia es de 15 años y no de 500 años, como figuraba en el mapa del Ministerio de Fomento de 1996, según el cual se han planificado en los últimos años la ejecución de las infraestructuras en Alicante de cara a la defensa ante posibles inundaciones.

Según el mapa oficial, en l´Alacantí la probabilidad de que se produzcan lluvias torrenciales de hasta 270 litros por metro cuadrado en 24 horas sería de 500 años, dato que desmiente un informe de dos catedráticos del Instituto Universitario de Geografía de la Universidad de Alicante, quienes aseguran en esta comarca la frecuencia real es de 15 años, y no de 500 años.

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