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Lomas: «No se ha favorecido integrar a los inmigrantes en la literatura valenciana»

«Trato de aplicar como docente lo que he visto en esta literatura: que "ser español" y "ser árabe" no tienen por qué ser conceptos excluyentes», afirma

Enrique Lomas, en el IES Luis García-Berlanga de Sant Joan. ISABEL RAMÓN

Enrique Lomas, natural de Socuéllamos (Ciudad Real), aprendió valenciano en la Universidad de Granada mientras cursaba allí Filología Francesa. La inquietud por esta lengua le ha llevado a incorporarla como la de uso principal en su día a día en Alicante, donde reside desde hace varios años, así como en su trabajo como profesor, este curso en el IES Luis García-Berlanga de Sant Joan d'Alacant. Acaba de defender en la Universidad de Alicante (UA) la tesis «Las literaturas hispánicas del Magreb. Del contexto francófono a la realidad hispano-catalana», dirigida por la directora general de Universidades de la Generalitat, Josefina Bueno, y en la que analiza la producción de autores de origen magrebí en catalán y castellano, aunque con especial interés, cómo no, en el primero de esos idiomas.

¿Por qué esa inquietud por la literatura en catalán escrita por autores originarios del Magreb?

Me llamaba la atención conocer lo que cuentan autores que son de origen inmigrante pero que se expresan en nuestra lengua, y que cuentan las formas de vivir y convivir entre dos realidades culturales: la de sus países, que en muchos casos apenas conocen de primera mano, y la de su vida occidental. Y me llamaba especialmente la atención ver cómo cuentan estos temas las mujeres.

¿Cree que hay una expresión diferente en estas autoras respecto a sus colegas varones?

Me llama mucho la atención el discurso de género, porque pienso que es muy interesante el retrato que hacen de la opresión machista, no sólo en el ámbito familiar sino también en el social.

Usted es manchego, aprendió valenciano en Granada y trata de expresarse siempre en esta lengua en Alicante. ¿Cómo influye su experiencia personal en la temática de su tesis?

Pensé que, igual que yo desarrollo mi vida diaria en valenciano y que en Francia hay producción literaria de autores de origen magrebí en francés, en España debía haber escritores en castellano o catalán. En el caso de esta última lengua hay algunas autoras destacadas, como Najat El Hachmi, que ganó en 2008 el Premi Ramon Llull con la novela «L'últim patriarca».

¿Ha incluido autores de la Comunidad Valenciana en su tesis?

No, porque no los hay, o al menos aún no han surgido, y creo que eso lo han propiciado las políticas lingüísticas en el ámbito educativo que hemos tenido aquí hasta ahora. No se ha favorecido que el alumnado de origen inmigrante se integre en el ámbito literario valenciano. Con una política lingüística que permitiera a los estudiantes ser realmente bilingües sí podríamos ver surgir textos en valenciano igual que en castellano.

¿Hay algún tipo de temática habitual en esta literatura?

Habla mucho de los conflictos identitarios, a través de los personajes de las novelas: en la lengua, en la religión, en el uso del velo islámico, en la sexualidad... Este universo personal tiene una proyección colectiva, puesto que nos muestra una dimensión en la que todos estamos inmersos. Nos habla de la posibilidad de tener un doble sentimiento de pertenencia, de que ser musulmán no tiene por qué estar opuesto a ser europeo, y que el uso de la lengua autóctona, en este caso el catalán, puede ser una forma de compartir el respeto a la diversidad, que es lo que esta literatura reivindica. Y lo mismo hacen, en este sentido, tanto autoras como escritores varones.

¿Cree que un mayor conocimiento colectivo de esta literatura ayudaría a romper tópicos?

Y tanto. La mayoría de estas obras, desgraciadamente, tienen una repercusión limitada por los hábitos lectores de la población.

¿Y qué se podría hacer para que tuviera más difusión?

En Francia, la producción literaria de origen inmigrante está incorporada al sistema educativo, precisamente para dar a conocer la pluralidad cultural del país. Ésa es una asignatura pendiente del sistema educativo español: aquí no se ha integrado esa literatura a los programas. Sí hay proyectos de gestión de la interculturalidad, pero sin duda un apoyo a esta literatura desde las asignaturas de Lengua Española o de Valenciano podría ser muy positivo, para hacer ver que nuestras lenguas autóctonas también son las de la población de origen foráneo.

¿Ve esos conflictos de identidad a los que alude en su trabajo diario como docente?

Sí, y enfrentarse a ellos siempre es un reto. Trato de aplicar lo mismo que he visto en esta literatura: que «ser español» y «ser árabe» no tienen por qué ser conceptos excluyentes, de la misma forma que yo soy al mismo tiempo manchego y valenciano. No se trata de binomios aislados, sino que se pueden combinar. Y creo, al respecto, que el trabajo con la producción literaria de autores de origen inmigrante puede resultar muy útil, porque sus personajes tienen las mismas inquietudes que estos jóvenes sienten en la vida real.

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