Haciendo auténticos equilibrismos y siempre que no se lleven bolsas, carro de la compra o bebé. Es la única forma de pasar por el estrechísimo tramo de la calle Zarandieta situado frente al bar Tito, que todo apunta a que es una de las aceras con menos centímetros de Alicante. Y a muy pocos metros de Conde Lumiares. Los peatones acostumbran a bajarse a la calzada para salvar ese tramo y los vecinos suelen cruzarse a la acera de enfrente, más segura a todas luces. En la Semana de la Movilidad, en la que el Ayuntamiento promueve el que se vaya andando a los sitios, poco ayuda el que Alicante siga conservando infraestructuras peatonales como ésta.

«Llevo viviendo aquí once años y siempre ha estado así. Está al lado de una antigua casa baja de las que había tantas en Alicante hace 50 ó 60 años, y la acera la hicieron así. No tiene mucho sentido hoy en día», apuntó Federico García, vecino de la zona. Explica este alicantino que los cimientos de esa vieja vivienda invaden la vía pública, «quizá no hacen más acera porque quitaría plazas de aparcamiento». En ese espacio estacionan media docena de coches, de los que los copilotos se las ven negras para salir en condiciones por las dimensiones de la acera y la presencia de un talud.

El caso es que el muro de la vieja casa recae en la vía pública, comiéndose buena parte. Ahora mismo la finca se vende, según reza en un cartel, en el que se añade la condición de que es zona edificable.

Otro vecino, Joaquín Ruiz, señala que la estrechez de ese tramo de la calle Zarandieta es conocida por todo el barrio. «Está de toda la vida, no nos complicamos, cruzamos y ya está», dice. «Está así desde siempre pero cuando vienes cargada con las bolsas de la compra es muy fastidioso. Lo mismo pasa con las madres con los carritos de bebé. Y las sillas de ruedas no caben», protestó Elvira Lanzas.

Los vecinos se mostraron críticos con algunas situaciones que se viven en esta calle situada en el barrio de Altozano. Como el hecho de que en el cruce entre la calle Zarandieta y Rafael Asín no se rebajaran las aceras para evitar las barreras arquitectónicas cuando recientemente se sometieron a reforma. «Se ve que se les acabó el presupuesto y se dejaron la mitad de la calle sin los rebajes de accesibilidad».

También denunciaron que hasta hace poco una arqueta ha estado meses abierta con el riesgo de que se cayera algún niño.