Ni a su peor enemigo le desearía José Martínez de los Santos pasar por su experiencia, al sufrir en primera persona el terremoto de México. Este alicantino de 37 años viaja con frecuencia a Ciudad de México por negocios y ha tenido la mala fortuna de vivir los dos últimos seísmos en la capital del país.

Tal como ha narrado a este diario por teléfono "también me cogió aquí el terremoto de hace dos semanas, pero, al ser el epicentro en la costa, sí dio tiempo a que las sirenas avisaran. En éste, el epicentro ha sido en el estado de Puebla que está relativamente cerca y no ha habido tiempo a avisar".

Martínez de los Santos recordaba hoy que "el terremoto nos cogió a mi socio y a mí en un edificio de tres plantas y yo creía que se nos caía el edificio encima. Es un inmueble que se supone que está preparado con vigas fuertes y transversales para que no pueda colapsar en caso de terremoto, pero parecía de papel. No se lo deseo ni a mi peor enemigo. Sientes mucho miedo y una gran impotencia porque sabes que no puedes hacer nada, solo intentar protegerte y salvarte.

El alicantino describe la sensación de ese momento "como estar en un castillo hinchable. Intentas estabilizarte pero no puedes, todo se mueve y lo mas terrorifico es que el hormigón parece de goma. Nosotros nos pusimos bajo el marco de una puerta y, mirando de frente la oficina, había momentos que perdías de vista la sala por la oscilación, perdías el ángulo de visión. Te bloqueas, y mas yo, un alicantino que en la vida he sufrido un terremoto".

Martínez de los Santos también asegura que "el temblor duró en total un minuto y medio o dos, pero se hace eterno. Fueron dos terremotos que se enlazaron y es lo que ha hecho que sea tan devastador. El terremoto de hace dos semanas fue mas fuerte pero causó muchos menos daños y en éste hay 40 edificios que han colapsado. Justo cerca de nosotros un edificio se desplomó".

Tras el temblor "nos evacuaron a la calle y no nos dejaban entrar a ningún sitio por miedo a que se derrumbaran más edificos o hubiera réplicas". De hecho, el joven alicantino asegura que "cuando todo se estabilizó yo pude volver a mi piso y he dormido allí, pero vestido por si había que salir corriendo".

Hoy en la ciudad lo más importante es intentar rescatar a heridos y personas que se hayan quedado enterradas. "Los colegios no han abierto ni las tiendas. En gran parte de la capital no hay luz ni agua y muchos lugares de trabajo están cerrados. De hecho, dos amigos míos han ido a trabajar pero han tenido que volverse. La policía aconseja no salir para no bloquear las labores de rescate".

El joven destaca la actitud de los ciudadanos."La gente se ha volcado ayudando a los demás, y eso que hay personas muy nerviosa y con mucho miedo porque, además, muchos ya vivieron el terremoto de 1985, justo el mismo día. Además -añade- a las 11 de la mañana de ayer hubo un simulacro y todo el mundo practicó la evacuación en caso de seísmo, y a las pocas horas, ocurre. Todo es muy surrealista".

José Martínez tiene previsto regresar mañana mismo Alicante pero el terremoto no le va a impedir volver. "Sí volveré sin pensármelo y lo recomiendo, es un país maravilloso y es digno de visitar".