La empresa que proyectó en diciembre de 2016 transformar el emblemático edificio de la Casa Alberola en un hotel de 4 estrellas ha retirado su propuesta tras esperar, sin éxito, durante nueve meses, a que la Concejalía de Urbanismo le diera respuesta al planteamiento de abrir un establecimiento «boutique» de 45 habitaciones.

La falta de cualquier tipo de respuesta, ni positiva, ni negativa, frustra el proyecto a la espera de que otra mercantil, extranjera, decida si presenta su oferta, según ha podido saber este periódico de fuentes cercanas a la operación.

Tres años después de que el propietario del grupo hostelero Nou Manolín, Vicente Castelló, comprara junto a un socio, Pedro Vilanova, la Casa Alberola, el edificio diseñado por el arquitecto José Guardiola en 1894, una de las joyas arquitectónicas de la ciudad, pese a su destrucción parcial durante el feroz desarrollo urbano de los años 60, tenía futuro.

Hoy, la promotora del hotel ha anulado el contrato de arrendamiento del edificio para reconvertirlo en un establecimiento «boutique» y gestionarlo 20 años.

La intención de la empresa era transformar su interior en un hotel con 45 habitaciones y salones para reuniones, y por ello a finales de 2016 entregó toda la documentación en la Concejalía de Urbanismo porque la intención era poder inaugurar a finales de este año.

La mercantil tiene una larga experiencia en la gestión de hoteles de este tipo en Murcia, Andalucía y Palma de Mallorca. Pretendía crear un hotel urbano, no muy grande, que serviría, además, para dinamizar la zona y crear empleo. Actualmente, en la ciudad de Alicante funcionan 35 hoteles con unas 3.500 habitaciones que viven uno de los mejores momentos de su historia.

La Casa Alberola ha sido, y es, un exponente revelador de los desmanes del desarrollismo urbano de los años 60 del siglo pasado, cuando se derribó su parte central para levantar un bloque de viviendas ajeno al conjunto ideado por el arquitecto José Guardiola. Fue acabada de rehabilitar en agosto de 2011 tras unos trabajos que se prolongaron a lo largo de cinco años, periodo en el que la fachada permaneció recubierta con una malla y andamios.

La restauración se centró en la parte del edificio que compraron Castelló y Vilanova, la que forma esquina con las calles Ramón y Cajal y Canalejas. El mal estado del inmueble y los desprendimientos de algunos elementos externos forzaron a colocar una red protectora en 2007, cuando el Ayuntamiento de Alicante obligó a los propietarios, bajo amenaza de multa, a restaurar el inmueble. Los dueños encargaron los trabajos, pero los trámites se alargaron hasta 2010, cuando se obtuvo la licencia municipal para la rehabilitación, que fue realizada por la arquitecta Beatriz Martín.

En primer lugar, se procedió a derribar los tabiques del interior y las partes del forjado que, por su deterioro, era imposible recuperar. Posteriormente, los trabajos se centraron en reforzar la estructura del inmueble y en la rehabilitación de la fachada y la cubierta. La tarea más laboriosa fue la restauración de la cúpula de escamas de cerámica vidriada que corona el torreón cilíndrico de la esquina del edificio. En cuanto a la fachada, el principal trabajo consistió en la limpieza de la piedra original, lo que le devolvió claridad y luminosidad al edificio.

Una vez reforzada la estructura y culminada la restauración de la envoltura del inmueble y de los elementos que corrían algún riesgo, quedó pendiente la redistribución del interior para que el edificio, que anteriormente albergaba viviendas, pudiera destinarse a oficinas. Para transformarlo en hotel habría que modificar parte del interior. Según expertos consultados por el periódico, el interior del edificio está muy bien conservado tras la restauración.

Aparcado, de momento, el proyecto de la Casa Alberola, en la ciudad está pendiente de apertura un hotel en el Palacio de Die (XVIII) junto a la Concatedral de San Nicolás y los técnicos de Urbanismo tienen también entre manos el proyecto de ampliación del hotel Gravina Cinco por la calle San Telmo para alcanzar las 57 habitaciones, así como otro en avenida de la Condomina y un edificio de apartamentos turísticos en la Plaza del Carmen, en el Barrio.