«El miércoles pensábamos que el huracán iba a acabar con nuestras vidas y cuatro días después hemos pasado un poco de hambre pero estamos casi a salvo». Con este tono esperanzado explicaba en la tarde de ayer la alicantina Cristina Vicedo al Diario INFORMACIÓN como se encontraba ella, su marido y sus dos hijos, protegidos dentro de su casa sin poder salir a la calle durante las 24 horas que el paso del huracán Irma soplaba con más virulencia cerca de su vivienda.

Los alicantinos Cristina Vicedo y José Beato, y sus dos hijos, Robert de 11 años, y Lidia, de 8, viven en Miami desde hace cinco años. Sera trasladaron a vivir allí por motivos laborales, a una zona castigada con frecuencia por fenómenos meteorológicos. El padre de la familia, José Beato comentaba ayer: «Sabíamos que algún día iba a llegar. Con el huracán Matthew tuvimos un aviso, pero fue muy leve en comparación con Irma. Ahora nos hemos provisto bien de víveres, hemos protegido la casa y si entra agua, nos subiremos al piso superior».

La previsión ha sido fundamental para superar el huracán, cuyo ojo de acción recorría ayer la franja situada al oeste de la zona donde vive esta familia, en pleno condado de Miami Dade.

Cristina y José trabajan en una empresa que ha tenido mucho trabajo antes del huracán. Se dedican a la limpieza de ventanales de rascacielos, por lo que la pasada semana estuvieron ayudando a clientes a proteger sus edificios, tapiándolos por completo.

Desde su casa ven como se caen ramas de árboles. Llevan sin luz ni agua desde el sábado y gracias a un generador se ayudan a pasar las horas encerrados en casa. «Nos quedan unas pocas horas. Este lunes está anunciada lluvia y espero que luego podamos ayudar a los vecinos que lo hayan pasado peor», comentaba ayer Cristina, que se pasó la tarde con sus hijos, haciendo figuras de plastilina de todos los colores. «Cuando pase Irma, montaremos un museo con todas las figuritas», aseguraba ayer a este diario una alicantina víctima del huracán.