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El mes de los divorcios

La cifra de parejas que rompe su relación en septiembre aumenta hasta un 30% por problemas de convivencia durante el verano

El mes de los divorcios

Los divorcios y separaciones aumentan tras las vacaciones de verano. Así lo señalan estudios como el presentado en el congreso anual de la Asociación Americana de Sociólogos del año pasado que cuantificó este aumento hasta en un 30% y que pretendió demostrar que pasar demasiado tiempo juntos no siembre es bueno para la continuidad de la pareja, sobre todo para aquellas con problemas previos. En la provincia de Alicante se solicitan alrededor de 4.000 divorcios y separaciones cada año (3.913 en 2015 según los datos del INE), con un pico en septiembre, tal como han señalado abogados matrimonialistas. Por contra, en diciembre hay menos peticiones de divorcio, sobre todo si hay niños de por medio debido a la cercanía de las Navidades.

Aunque el cierre de muchos juzgados en agosto y las vacaciones de los propios abogados provocan, por acumulación, un aumento de las petición de separación y divorcio en septiembre, los expertos consultados por este diario confirman que, en este incremento, también juegan un importante papel los conflictos entre la pareja que se agudizan en estas fechas.

Diferentes intereses

Cristina Pérez, experta en terapia de pareja del centro Sarabia Psicología, ratifica que «hay un aumento de consultas en estos meses, sobre todo en septiembre y octubre. Normalmente con la rutina vamos tapando los problemas y nunca se ve el momento de resolverlos, pero en vacaciones afloran. El problema es que no hablamos como tenemos que hablar, hay muchos deseos que no comunicamos. En vacaciones además con frecuencia cada uno tiene sus intereses y al final alguien tiene que ceder y ahí empiezan los conflictos». Cristina Pérez añade que «otro problema son las exigencias que a veces traen las vacaciones con compromisos familiares y de amigos que hay que cumplir y que no siempre se aceptan de buen grado».

El psicólogo alicantino David López también cree que «el espacio que se crea en vacaciones entre dos personas que tienen hábitos diferentes todo el año puede generar conflictos si la pareja no tiene una base clara. Esa convivencia constante va a hacer salir los problemas que ya había al no haber un espacio de escapatoria» para añadir que «hay veces que te encuentras con parejas que ya están juntas por estar, hay miedo a dar un paso, pero a lo largo de los días no se ven mucho y aguantan. Entonces llegan las vacaciones y estos problemas estallan».

Este estallido lo conocen bien los abogados que ejercen en la provincia. Javier Teijeiro, experto en familia y divorcios ha confirmado que los trámites de separación y divorcio aumentan en septiembre, y no solo porque los juzgados no son hábiles en agosto sino porque durante las vacaciones «terminan de explotar muchos conflictos que ya existían pero que por la dinámica diaria del trabajo no se abordaban». Teijeiro incide en que «explota algo que ya está deteriorado anteriormente» para añadir sin embargo que «en el despacho recibimos muchas llamadas en agosto o a principios de septiembre pero luego muchos se enfrían y se echan atrás».

«Efectivamente, sí notamos que hay más crisis matrimoniales en vacaciones que en otros periodos» señala el abogado Juan Selva, de Selva y Lorente, quien, aunque matiza que los divorcios no se producen en septiembre en tropel porque con frecuencia se negocia durante unos meses, «por la experiencia sí se nota que la convivencia empeora las relaciones. No es una leyenda urbana. En cuanto nos cambian la rutina hay gente que no se adapta bien y lo lleva fatal. También muchos de los conflictos provienen de un problema económico. Hay mucha gente que no se puede ir de vacaciones y aumentan las tensiones». Selva, por otra parte incide en que en verano también aumentan los problemas entre las parejas ya divorciadas o separadas sobre todo si hay hijos de por medio «porque discuten sobre dónde lleva uno el niño de vacaciones, o si el otro no le obliga a hacer los deberes».

El abogado Javier Beltrán-Domenech, experto también en temas de familia, ha señalado que «efectivamente, el número de asuntos de familia se dispara en septiembre, pero casi recibimos más visitas antes de verano porque prácticamente todo el mundo sabe que los juzgados cierran en agosto y quieren irse ya divorciados o separados». Con respecto a la influencia de las vacaciones en los divorcios, Beltrán-Domenech señala que «ya en agosto, y a mitad de mes, comienzan a pedir cita en el despacho y acuden completamente decididos, y con los papeles preparados (certificados de nacimiento, matrimonio, información económica, etc)»·, para añadir que «gracias a internet (posts, blogs, artículos, pero sobre todo facebook) los clientes vienen con una información impresionante y es mucho más fácil explicarles todo lo que se les viene encima».

Por su parte, el abogado Alberto Cañizares manifiesta que «en el despacho constatamos que el final del verano sí es un momento de toma de decisiones. Es como ir al gimnasio. Se produce ese impulso que se necesita de más para tomar una decisión. En vacaciones hay un cambio en la dinámica familiar, a veces las vacaciones no son tan maravillosas y esto tiene consecuencias». El abogado ha añadido que «los inicios de septiembre suelen ser muy movidos para nosotros. En todas las vacaciones ocurre y también después de Navidad. Antes no, la gente no se separa en Navidad por los hijos y esperan a que lleguen momentos más fríos». Con respecto al incremento de las peticiones de divorcio y separación tras el verano, Cañizares ha indicado que «es difícil saber cuánto aumentan pero no me parece descabellado cuantificarlo en ese 30% del que hablan algunos estudios».

Claves para evitarlo

Los psicólogos consideran que el impacto negativo de las vacaciones en algunas parejas puede evitarse. A juicio de Cristina Pérez, «la clave es hablar de lo que se espera en vacaciones y planificar sin determinar cómo se debe uno sentir». A su juicio, además «cada persona necesita su tiempo y también en vacaciones y en fines de semana deberíamos repartir el tiempo entre familia, amigos, pareja así como tiempo individual».

David López, por su parte cree que «lo mejor es prevenir trabajando los aspectos que ven que no están bien e intentar buscar asesoramiento anterior si hay una intención clara de que las cosas funcionen, porque para que una terapia funcione ha de haber una base clara, que haya un sentimiento claro de querer continuar, que haya un amor por el que valga la pena luchar».

López, además, ha indicado que «en las terapias de pareja también trabajamos en que haya un porcentaje de tiempo para todo. Cuando hay hijos ha de haber un espacio para la persona, también para la pareja y, por supuesto, también para los hijos tanto en familia como de cada uno de los padres con sus hijos. Hay que crear espacios y respetarlos para dar oxígeno. Durante las vacaciones hay que mantener esos espacios y equilibrarlos para no asfixiarse».

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