Francisco Ginel Arias poseía un gran atractivo para las mujeres. A sus sesenta años, conservaba este atractivo gracias a su complexión fuerte, a su extraversión y sensualidad, a su cabello plateado y ondulado, y a la elegancia de sus trajes azul marino o negros, siempre acompañados con corbatas.

Pero este mujeriego atento y seductor procuraba mantener escondida la parte más oscura de su carácter. Además de ambicioso, era dominante y hasta déspota con sus esposas y amantes, perverso incluso, según declararía el fiscal García Romeu, paranoico en opinión de los médicos forenses Aguado y Pérez del Moral. La madre de sus hijos confirmó su carácter violento cuando se alteraba, «si bien luego se arrepiente». Aunque quizá la mejor descripción del lado más sombrío del carácter de Paco Ginel la leemos en la sentencia de la Audiencia Provincial de Alicante del 9-12-1960: « (?) captador de la voluntad femenina en consecución de sus propios propósitos e indiferente a los sentimientos afectivos provocados, de carácter violento y egoísta, que disimulaba cuando así le convenía con apariencias de simpatía y sumisión, carente de respeto para lo honesto y lícito, calculador y frío en el tráfico de sus intereses (?)».

Paco Ginel nació el 5-4-1900 en la villa cántabra de Santoña. Era hijo de un militar africanista, por lo que vivió durante su infancia y juventud en varias poblaciones norteafricanas: Melilla, Tetuán, Orán?, donde trabajó en hoteles y restaurantes.

En 1923 llegó a Marsella, donde conoció a Carmen Esteve Amat, una muchacha algo más joven que él, delgada, de voz suave y agradable, con quien mantuvo relaciones hasta que los padres de ella se enteraron y se opusieron. En 1926 hubo de huir de Francia, ayudado por una mujer francesa, al dar un juez marsellés la orden de detención contra él por intento de homicidio de otro español, apellidado Peiró, a quien disparó con una pistola por celos.

En Barcelona

Poco después de llegar a Barcelona, en 1926, Paco llamó a Carmen, quien acudió a su lado. Vivieron durante un tiempo con el dinero que obtuvieron de la venta de las alhajas que ella había llevado, pues Paco trabajaba esporádicamente como pintor. Hasta que abrió un taller de decoración con el que empezó a ganar el dinero suficiente como para sobrevivir.

Tuvieron nueve hijos, dos de los cuales murieron siendo muy pequeños. Paco los reconoció como propios, pero se despreocupó de su educación. Pese a que le prometió repetidas veces a Carmen que contraerían matrimonio, nunca cumplió su promesa.

En 1931, Paco puso el taller a nombre de Carmen al ser detenido por una supuesta violación. Fue puesto en libertad al ser promulgada una amnistía tras la proclamación de la República. También fue acusado de abusos deshonestos al mantener relaciones con una chica menor de 21 años, pero el sumario fue sobreseído.

Durante la Guerra Civil, Paco empezó a ganar bastante dinero, supuestamente gracias a su taller de decoración, lo que resultaba paradójico. Se compró un coche, una finca rústica y hasta un varadero a medias con un tal Ballester. En realidad, el dinero se lo daba una de sus amantes, Montserrat Villegas, con quien se fue a vivir en 1938, abandonando a Carmen y a sus hijos.

Montserrat era la dueña de un céntrico burdel barcelonés, con apariencia de casa de huéspedes, conocido como «Casa Raquel». Había nacido el 13-10-1887, por lo que tenía doce años más que Paco.

Paco y Montserrat se casaron casi en secreto el 5-9-1948. Él se hizo cargo de la dirección del burdel. La encargada, Juana Deya Alonso, declararía unos años después que Montserrat era propietaria de fincas, y tenía dinero y alhajas; que era una mujer alegre y estaba muy enamorada de Paco, pero que su carácter cambió después de casarse. Paco aducía que estaba enferma del corazón, pero Juana sabía que Montserrat siempre había estado sana, y sospechaba que la maltrataba. Cayó Montserrat en una fuerte depresión, y Paco convenció a un médico para que la ingresara temporalmente en el sanatorio de San Cosme y San Damián.

Con el producto de la venta del varadero y unas fincas de Montserrat, Paco compró por 450.000 pesetas el Bar Mauri, para que trabajaran en él Carmen y sus hijos. Pero el negocio no fue bien y lo traspasaron poco después por 150.000 pesetas.

Al principio de 1951, Paco quiso que el burdel fuese pintado, para ponerlo después a la venta. El trabajo se lo encargó a sus hijos Fernando y Gonzalo. Riñeron éstos un día y Gonzalo, de 14 años, pinchó levemente con una navaja a su hermano. Como consecuencia de ello, Gonzalo se fue a vivir con su padre y Montserrat.Paco traspasó el burdel por 400.000 pesetas y vendió el piso en el que vivían en Barcelona, así como varias joyas de Montserrat, reuniendo 750.000 pesetas, trasladándose a Alicante con Montserrat y Gonzalo.

Casita Lozano

A través del corredor de fincas Manuel Ruiz Valero, Paco compró en aquel año de 1951 la finca conocida como «Casita Lozano», situada en el término municipal de San Juan de Alicante, por 215.000 pesetas.

Paco hizo arreglar la casa de labor y la cuadra, y compró varias vacas lecheras, cuya leche vendía Montserrat en la capital. Pero fue el descubrimiento de abundante agua subterránea, con ayuda del radiestesista Ramón Valverde Calzado, lo que sirvió para que la explotación agrícola de la finca se convirtiese pronto en un próspero negocio. Gonzalo manejaba el tractor y cuidaba de las vacas. El zahorí Valverde buscó jornaleros temporales, fue contratado un guarda, y Paco se dedicaba a vender los productos agrícolas en la capital y parte de la provincia. Unos años después, cuando Paco pensó poner en venta la finca (de más de 60 tahúllas de regadío), su valor superaba los dos millones de pesetas.

Mientras tanto, la vida conyugal en «Casita Lozano» no iba tan bien. Los frecuentes maltratos de Paco provocaban un estado casi permanente de depresión nerviosa en Montserrat. Un día de mediados de julio de 1953, Paco le reprochó la pérdida de un conejo. La discusión fue tan violenta que, tras recibir un fuerte golpe, Montserrat se acostó atacada por una gran crisis nerviosa. Durante dos días no se levantó de la cama y solo se llevó a la boca aspirinas, pese a que en grandes dosis es un producto peligroso para los enfermos del corazón. ¿Se las tomó voluntariamente? Tantas eran las que se encontraron en el dormitorio, que se sospechaba se las proporcionó su marido. El caso es que no fue hasta la mañana del tercer día cuando Gonzalo, que tenía 16 años, fue al pueblo de San Juan para avisar a un médico.

El doctor José Sanmiguel era un hombre entrado en años, grueso, de apariencia bondadosa. Llegó a «Casita Lozano» poco después de las ocho de la mañana, hallando a Montserrat en estado comatoso. Le dijeron que había tomado aspirinas en número indeterminado, encontrando en efecto varias pastillas sobre la mesita de noche y por el suelo. Le recetó sueros y tónicos cardíacos, y aconsejó su traslado urgente al hospital. Pero Paco dijo que su coche no funcionaba, así que fue el propio médico quien avisó a una ambulancia tras regresar al pueblo. Montserrat falleció antes de que llegara la ambulancia a «Casita Lozano», y Sanmiguel certificó su muerte como natural.

Salud

Pocos meses después de enviudar, a primeros de 1954, Paco Ginel conoció en el café Ivory de Alicante a una dama madura y poco agraciada, llamada Salud Pérez Bernaola.

Nacida en Elda el 11-3-1902, había vivido en La Habana hasta 1951 con su marido y su sobrina, Carmen Pérez Ruiz. Tras enviudar había regresado con Carmen a Elda, donde poseía fincas y compró dos casas, valoradas en unas 400.000 pesetas, según Ceterino Cantó Pérez, agente de la Propiedad. En su ciudad natal era conocida como «la Millonaria» porque tenía muchas alhajas y se estimaba que poseía un capital de un millón de pesetas. Pasaba largas temporadas en Alicante, hospedada en un hotel.

Salud decidió marchar a vivir a Argentina con su sobrina, pero con los pasaportes ya arreglados y a falta solo de comprar los billetes, suspendió el viaje días antes de presentar a su familia, en Elda, a Paco. Estaba tan enamorada, que marchó a vivir con él a «Casita Lozano», llevándose con ella a su sobrina. Pero Carmen no tardó en volverse a Elda, pues pronto empezó a observar actitudes de Paco que no le gustaron.

Salud apenas si salía de la finca, a requerimiento de Paco, quien la maltrataba cada vez con más frecuencia. Sin embargo, ella siguió queriéndole tanto, que no dudó en casarse con él en la iglesia de la Santa Faz, el 3-6-1954. Días antes, habían comprado abundantes muebles y ropa. También visitaron una notaría, donde Salud firmó una escritura de cesión de todos sus bienes, por un valor aproximado de 650.000 pesetas, a favor de Paco.

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