Los «selfies» con la puerta de la Concatedral de San Nicolás de fondo se han puesto complicados para las decenas de turistas que realizan su «parada obligada» frente al templo en su recorrido por la ciudad.

Este periódico pudo comprobar ayer las dificultades para hacerse oír de los guías turísticos en la plaza del Abad Penalva por el ruido de los repartidores al descargar la mercancía para bares y restaurantes de la zona. Y también de la forma de esquivarlos para poder tomar una fotografía de la puerta principal de la iglesia.

En realidad la plaza por donde se entra a la Concatedral es peatonal pero decenas de furgonetas acceden tras haber retirado los maceteros que antes evitaban el paso. El lugar habilitado para carga y descarga se encuentra a apenas unos metros, en la calle Miguel Soler, pero el reducido espacio unido a las obras de rehabilitación del Palacio de Die -en una de cuyas puertas está colocada la señalización de tráfico- provocan que los repartidores aparquen en la plaza para dar un servicio más rápido a los clientes.

«Realmente están sólo diez o quince minutos parados aquí, no creo que suponga un problema para los turistas, que pueden pasar perfectamente. El problema es que en la Rambla hay muy pocos sitios reservados para carga y descarga y hay algunos locales que están más alejados con lo cual tendrían que hacer muchos viajes hasta conseguir llevar los pedidos», explican desde un establecimiento de las inmediaciones.

Sin embargo, un pequeño grupo de turistas que atendía a las explicaciones de su guía sí señalaron que la presencia de las furgonetas les estaba resultando un poco incómoda porque a cada ruido de motor o de cajas descargadas dejaban de escuchar a su guía para volver la vista a lo que estaba ocurriendo. A los cinco minutos pasó por la plaza un grupo más numeroso y algunos de sus componentes tuvieron que pensar bien cómo colocarse para salir en la foto con la puerta de la Concatedral y sin vehículo.

No existe una hora fija de reparto pero los bares y restaurantes no abren sus puertas antes de las once de la mañana y hasta las 13 horas van apareciendo vehículos en la plaza, incluso a veces coincide más de uno.

«Espero que el Ayuntamiento no se ponga ahora a multar a los transportistas y que antes solucionen el problema de la limpieza y de los carteristas que tenemos por aquí. Por esta zona también hemos visto ratas y creo que eso es mucho peor que unos cuantos repartidores», indicaron desde un restaurante.