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La provincia recibe en un año 8.000 extranjeros menos de los que se van

Los municipios costeros o próximos al litoral con gran presencia de residentes europeos hacen que el saldo sea negativo

La provincia recibe en un año 8.000 extranjeros menos de los que se van

La marcha de personas extranjeras personas extranjeras desde localidades alicantinas costeras o cercanas al litoral a otros países a lo largo del año pasado hizo que la provincia recibiera en conjunto desde el exterior casi 8.000 personas menos de las que se fueron, según se refleja en los diferentes padrones municipales. La última estadística de variaciones residenciales difundida por el Instituto Nacional de Estadística (INE), desglosada por comarcas y municipios por el Portal Estadístico de la Generalitat, cifra en 30.629 las altas de personas extranjeras procedentes de fuera de España, frente a 38.496 bajas. El saldo negativo se debe prácticamente en exclusiva a los movimientos registrados en municipios con un gran contingente de población de otros países europeos, en la costa o cerca de ella.

Aunque el fenómeno se ha repartido por todo el litoral y prelitoral alicantino, se ha producido con una especial incidencia en la Vega Baja, donde si bien se han dado de alta 10.376 extranjeros procedentes del exterior, las personas que se han marchado a otros países son 24.194. El saldo migratorio es negativo en casi todos los municipios costeros o con grandes urbanizaciones de esta comarca: de 2.632 personas en Orihuela, de 890 en Guardamar, de 488 en Rojales y, el ejemplo más llamativo, nada menos que de 10.868 en Torrevieja. Las únicas excepciones destacadas son Pilar de la Horadada y San Fulgencio, con cifras positivas de 408 y 406 personas, respectivamente.

En cambio, en la Marina Alta, donde en 2015 el saldo había sido negativo, los últimos datos arrojan un cómputo de 4.451 altas de extranjeros desde fuera del territorio nacional por 4.098 bajas. Eso sí, pese al saldo comarcal positivo hay municipios litorales o residenciales donde la cifra de personas que se han marchado supera a las que han llegado. Los casos más significativos son El Poble Nou de Benitatxell y Teulada, con -565 y -262 personas. Una situación paralela se da en la Marina Baixa, donde la inmigración extranjera en conjunto supera de manera amplia a la emigración (1.674 personas), pero hay municipios con saldos negativos como La Vila Joiosa, La Nucía y Polop.

Por las localidades en los que se han registrado estos vaivenes de población, es muy probable que la mayor parte de estas personas sea originaria de otros países de la Unión Europea, aunque la nacionalidad de las altas y bajas padronales no se especifique. Para este colectivo, a diferencia de lo que les ocurre al resto de extranjeros, no es vital estar empadronadas en el municipio donde residen para poder desenvolverse sin problemas. A eso se añade el falso temor a quedarse sin algún tipo de prestación, con lo cual hay muchos que se dan de baja o no llegan a registrarse. Esto supone un problema para los ayuntamientos, tal y como recuerda el geógrafo José Vicente Sánchez Cabrera, que deben atender a una población real mayor que la oficial. Esos residentes, añade, «están desinformados porque creen que si se empadronan van a perder algo, cuando en realidad les interesa» para acceder a los mismos servicios que cualquier otro ciudadano. Estos factores, junto con la marcha de muchas personas que realmente se ha producido tras el colapso de la burbuja inmobiliaria, ha hecho que la mayoría de los municipios «residenciales» hayan perdido un gran número de habitantes desde 2011.

Acciones municipales

En algunas localidades se ha tratado de paliar este descenso demográfico a través de campañas intensivas de empadronamiento, tal y como ya informó este periódico. Es el caso de Calp, donde el saldo migratorio positivo de extranjeros coincide prácticamente con el incremento de población reflejado en la cifra provisional de habitantes a 1 de enero de 2017. También ha habido más altas que bajas en Benidorm, Dénia y Finestrat, que igualmente recuperan unos pocos habitantes tras una importante caída según esos mismos datos provisionales del padrón que maneja el INE.

En cambio, Sánchez Cabrera recuerda que «hay municipios que no están reaccionando a la pérdida de habitantes», pese a que los ayuntamientos son los primeros interesados en mantener sus cifras de habitantes. El geógrafo también señala, al mismo tiempo, que «habría que cuadrar el saldo migratorio con el movimiento natural de la población», y comparar el resultado con las cifras definitivas del padrón, una vez se hagan públicas a finales de año. Esto permitiría ver si en algún municipio se ha producido un desfase «por falta o tardanza en la tramitación de altas y bajas», dado que algunos expedientes tardan en resolverse y eso hace que no casen los números.

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