La imagen de cientos de medusas en las costas valencianas ha sido, año tras año, una de las estampas más típicas del verano y, aunque su número no ha disminuido, este año se ha percibido una menor presencia y un descenso drástico del 65 % de sus "picaduras" a los bañistas.

El investigador del Instituto de Ecología del Litoral Juan Guillén explica a EFE que la menor percepción de estos animales marinos en el litoral se ha debido principalmente a que "llegan menos" medusas a las costas aunque "en realidad, sigue habiendo las mismas".

El número de "picaduras", añade Guillén, está más relacionado con los bañistas que con las propias medusas, ya que "hay más contactos cuanta más gente hay en la playa, entre el 15 de julio y el 15 de agosto".

Así lo confirman también los servicios de atención sanitaria de Cruz Roja en la Comunidad Valenciana, que durante este verano han realizado 4.541 intervenciones médicas por contacto de medusas, un 65 por ciento menos que en 2016, cuando se atendieron a 12.711 bañistas.

Según los datos facilitados a EFE, por provincias, en Alicante se ha atendido a 2.783 usuarios, en la provincia de Valencia se han registrado 1.623 intervenciones y en las comarcas del norte únicamente se han producido 135.

Estas cifras se deben, según Guillén, a que la medusa que más "pica", el clavel de mar, no ha llegado a estas costas porque los habituales temporales de levante que las arrastran "han sido muy flojos este año" y, además, su afluencia es mayor entre junio y finales de julio.

El tipo de medusas varía en función de la estacionalidad. "Ahora son típicas las 'aguamalas', que son las más azuladas, mientras que en un par de semanas se podrán observar las comúnmente conocidas como 'huevo frito' o aguacuajada", señala.

Las condiciones necesarias para atraer a estos animales marinos a la costa requieren de la presencia de plancton animal, organismo del que se alimentan, y una temperatura del agua que ronde los 25 grados.

Según el investigador, aunque esta especie marina se desplaza continuamente, pueden permanecer en una zona durante semanas "si esta presenta calas o espigones que les permiten esquivar las corrientes".

Además, en zonas de costa con escolleras o puertos, algunas medusas locales pueden criarse ahí y permanecer durante todo el verano, como ocurre con la "Medusa cruz".

Ante una picadura de medusa, los servicios de Cruz Roja recomiendan al usuario acudir inmediatamente a la posta sanitaria más cercana para que se le realice una inspección ocular y evaluar la gravedad de la herida.

Lo primero que hará el socorrista será retirar los restos de tentáculos que hayan podido quedar adheridos con unas pinzas y con especial cuidado de no frotar la zona, y realizará lavados de la picadura con agua de mar.

Gaizka Garmendia, del departamento de Socorros y Emergencias de Cruz Roja, destaca que "nunca debe aplicarse agua dulce en la lesión", un "error común" de muchos bañistas "por desconocimiento" y que, por el contrario, "pueden agravar el hinchazón por la picadura".

Si el afectado va a seguir en la playa, se le recomienda bañarse debido a las propiedades beneficiosas del agua salada del mar y, según Garmendia, "nunca está de más" aplicar un algodón empapado en amoníaco al llegar a casa o el uso de antihistamínicos o antiinflamatorios en los casos más graves.