Primero se estrecharon los carriles de tráfico a lo largo de la avenida de Elche para hacer el carril bici, después se limitó la velocidad a 50 kilómetros por hora y lo último es la instalación , ayer mismo, de radares que multarán a los infractores.

La nueva senda ciclista ha transformado la fisonomía del Acceso Sur de Alicante y el régimen de tráfico al que están acostumbrados sus más de 50.000 conductores habituales, que alcanzaban velocidades superiores a los 80 kilómetros por hora y que ahora tendrán que levantar el pie del acelerador si no quieren que les multen. Porque la avenida de Elche ha dejado de ser una vía rápida para ser urbana.

A los asiduos de la avenida les sorprendió ayer la imagen de una grúa depositando los radares sobre el suelo. Según el concejal de Tráfico del Ayuntamiento de Alicante, el socialista Fernando Marcos, se instala uno por sentido y primero serán móviles para hacer controles de velocidad aleatorios y más tarde el tripartito estudiará la posibilidad de que sean fijos.

Pese a que ya están colocadas las cajas así como las señales que avisan de que hay controles de velocidad, Marcos asegura que los radares no entrarán en servicio hasta septiembre, una vez que sea totalmente entregada la obra. La Concejalía de Tráfico avisará previamente a los ciudadanos de la puesta en funcionamiento.

El Ayuntamiento niega que estos radares tengan fines recaudatorios y por el contrario espera que su presencia ayude a concienciar a los conductores sobre el nuevo límite de velocidad de la avenida de Elche derivado de la puesta en marcha de los dos primeros kilómetros de carril bici construidos por el tripartito y la senda peatonal anexa.

Asegura Fernando Marcos que la presencia de radares en la avenida de Dénia y en la carretera de la Cantera han contribuido a calmar el tráfico en estas vías, catalogadas también como urbanas y con velocidad limitada a 50 por hora. Según sus datos, las sanciones han caído en un 30%, eso sí, a fuerza de multas de hasta 300 euros de acuerdo a la experiencia de algunos conductores.

«Los radares de la avenida de Elche sancionarán, como todos los de la ciudad, pero es su última función. Lo que queremos es consolidar la seguridad en la zona», insiste el concejal. Los radares en el Acceso Sur vienen a satisfacer una vieja demanda de los vecinos del barrio de San Gabriel por temor a los atropellos.

Conducir ahora por la avenida de Elche entre el barranco de las Ovejas y la EUIPO (Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea) es más complicado. El trazado de los carriles se ha vuelto aún más sinuoso de lo que era antes para poder insertar el carril bici y despistarse un segundo puede suponer acabar con el coche empotrado en la senda ciclista, como de hecho ya ha ocurrido con algunos vehículos, el último la semana pasada. Esas estrecheces llevan a autobuses y camiones a invadir el carril contiguo, un trazado que ha recibido numerosas críticas.

Desde el área de Movilidad han insistido reiteradamente en que los carriles de tráfico tienen un mínimo de 3,10 metros de anchura en la parte más estrecha. Unas dimensiones, afirman, que entran dentro de la normativa.

El carril bici quedó abierto el pasado viernes a los ciclistas tras cinco meses de obras que costaron más de un millón de euros y que se alargaron más de lo previsto por una serie de modificaciones, entre ellas un giro a la fábrica Aludium que no estaba previsto.