Sandra Dutra llegó con su marido, Daniel Maronna, hace 15 años a Alicante desde su Mar del Plata natal, en la provincia de Buenos Aires. Apasionados del tango, juntos crearon la asociación Aba Tango para enseñar a bailar. Y desde el viernes pasado se encargan de dar clases gratuitas en la plaza Gabriel Miró durante todo el mes de agosto.

¿Qué hay que tener para bailar bien un tango?

Lo primero ganas de aprender, te tiene que gustar la música. El tango no es una danza más, es toda una cultura que implica una forma de sentir, de vestir, de prepararse, es un abrazo cerrado y tiene sus propios códigos que debemos mantener y promover.

¿Puede llegar a bailar igual de bien un alicantino que un porteño?

Por supuesto, el tango es universal aunque tenga su origen en Buenos Aires, se baila en cualquier lugar del mundo. Hay que conocer los códigos, como el cabeceo del hombre que te invita a bailar, pero con una buena técnica se da una conexión muy especial durante tres minutos que provoca que tenga éxito en todo el mundo. No es tan complicado como parece porque una cosa es el que se ve en la tele, que es de escenario, y otra el social en el que no se realiza ninguna acrobacia, sino caminada y circular.

Una vez que se sabe, ¿dónde se puede bailar?

En Alicante hay milongas -lugares donde se baila-y también por la provincia, pero es cierto que no muchas. Hace poco nosotros hemos rehabilitado una casa antigua en Carolinas a imagen y semejanza de una casona de Buenos Aires para poder bailar. Es la Casa del Tango.

¿Cuál es el mejor de la historia?

Es muy complicado decirlo, hay miles. Además, no es lo mismo el tango para bailar que para escuchar. Por ejemplo Gardel no se baila, se escucha. Cada bailarín lleva uno en su corazón y a mí por ejemplo me encantan los de la orquesta del maestro Oswaldo Pugliese para bailar. Son maravillosos.

¿Qué letra de tango le pondría a la situación política?

Cambalache seguro. Sigue siendo una letra que no pierde vigencia con los años. («Siglo XX cambalache, problemático y febril. El que no llora no mama y el que no afana es un gil»). Aunque hable del siglo XX es aplicable sin duda alguna a estos momentos.