La esquina de la avenida Maisonnave con la calle Pintor Aparicio es una de las más cotizadas de la ciudad de Alicante. Su elevado interés comercial es evidente, pero además de joyas, perfumes y moda, en este cruce de calles se podía adquirir un producto comestible tradicional, de consumo típico durante años: las raíces de regaliz. Allí estaba Jose López, un señor granadino, afincado en Alicante desde 1973, que vendía palos de regaliz a sus clientes hasta hace veinte días.

El pasado 17 de julio, una pareja de la Policía Local le levantó un acta de inspección por carecer de autorización municipal para la venta ambulante. Además de abrirse el obligatorio procedimiento sancionador por parte de la Unidad de Ocupación de Vía Pública de la Policía Local, a Jose le intervinieron la mercancía. Es decir, le incautaron el regaliz.

Desde aquel día, Jose ha pasado unos días «muy deprimido». El viernes pasado volvió por Maisonnave, cargado con su bolsa de regaliz recién cogido, sin la sillita y el cajón que siempre le acompañaban. Estuvo paseando un rato, recibiendo una y otra vez los ánimos de los viandantes, unos extrañados por no verlo hace días y otros, conocedores de lo que pasó, le mostraron su apoyo.

Dejando a un lado su bajo estado anímico, la principal preocupación de Jose es la repercusión que pueda tener el expediente de sanción que se debe abrir de oficio. «Veremos lo que pasa con la multa», se lamenta Jose, quien asume perfectamente que estaba cometiendo una ilegalidad, por la que ahora le podría caer una sanción de entre 100 euros (si la infracción es leve) a 3.000 (si la infracción se considera muy grave).

«Ese día, la policía me advirtió de que no tenía que seguir vendiendo. Yo paré y me bajé al aseo del parking. Al subir, me volvieron a ver, me hicieron firmar un papel y me quitaron la bolsa con el regaliz», asegura Jose, quien añade: «Fueron dos policías jovencitos, de esos que van a rajatabla».

Hasta entonces, y durante años, «la Policía nunca me había dicho nada, siempre me ayudaba. Alguno hasta me ha llevado al campo, en su coche, a recoger el regaliz. Muchos palos me los han llegado a comprar policías, a los que les gusta el regaliz», comenta. Puestos en contacto con la Concejalía de Seguridad Ciudadana, no han querido hacer declaraciones al respecto de este asunto.

Jose López Díaz nació hace 68 años en Huéscar, Granada. Trabajador de la construcción, emigró a la provincia de Alicante en los años 70. Primero trabajó en Benidorm, después estuvo 4 años en Elche, y desde 1973 habita en la Colonia de Santa Isabel, entre San Vicente del Raspeig y Alicante. Allí vive con su mujer y con alguno de sus cinco hijos, ya que «cada uno se busca su jornal como puede».

Este vendedor tan particular ha estado ofreciendo regaliz en la esquina de Maisonnave con Pintor Aparicio desde el año 1990, al año siguiente de abrir El Corte Inglés. Es decir, que durante 27 años, en verano y en invierno, haga frío o haga calor, ha formado parte del decorado físico y demográfico de la zona. Jose trabajaba en la obra hasta hace 4 años que se jubiló. Hasta entonces, se dedicaba la venta de regaliz los fines de semana y los días de fiesta, «como una ayuda extra. Yo pagaba la tasa al Ayuntamiento y tenía autorización. Ahora el Ayuntamiento no puede darme la autorización, pero sí podría darme algo para poder seguir con el regaliz».

Como buen «experto en marketing», Jose se enorgullece de dos cosas: la calidad del género y la fidelidad de sus clientes. «El material siempre lo he llevado de calidad. Cada día, a las seis de la mañana me voy a la Albufereta, donde me tiro dos horas cavando, sacando raíces, que luego hay que limpiar y preparar para darle a cliente lo mejor». Y por otro lado, «pudo decir que no tengo enemigos, que todo el mundo me quiere». Después de 25 años en la misma esquina, nunca ha tenido un problema con los grandes almacenes o con la joyería de alto nivel que tiene enfrente, con otros vendedores ambulantes y con los propios viandantes que transitan de forma vertiginosa por esta arteria comercial.

Jose siempre estaba allí, con sus zapatillas cangrejeras y con sus palos de regaliz. Estaba integrado en el paisaje de Maisonnave.

Policía

El grupo municipal de Guanyar, que gestiona a través de Miguel Ángel Pavón, el área de Urbanismo ha querido dejar claro que ya no existe la Policía de Ocupación de Vía Pública por lo que aseguran no tener nada que ver con la decisión de levantar un acta de inspección por venta ilegal.

Para Guanyar, vender regaliz en la calle no puede ser considerado como una actividad económica propiamente dicha y recuerdan que si no genera unos ingresos suficientes como para tributar como autónomo no se debería considerar como tal.

"Hay otros medios para controlar este tipo de actividad" en lugar de los medios policiales, añaden.