«A Don Fermín Bronchal, que en tanta fortuna es el foguerer machor». Es la dedicatoria que se puede leer en el reverso de uno de los tesoros de su pasado que, como oro en paño, guardan los actuales festeros de la hoguera Carrer Sant Vicent. Se trata de una imagen en blanco y negro de la comisión fundadora firmada por todos los foguerer pioneros, que fue tomada en 1934 con su belleza, Paquita Santos, elegida ese año Bellea del Foc d'Alacant. Mucho tuvo que esperar el distrito para ver a otra de sus mujeres de fuego en lo más alto, exactamente hasta 2010, cuando el jurado eligió como máxima representante de las Hogueras a Marian Guijarro.

La historia oficial de este céntrico y emblemático distrito festero comenzó en 1930 aunque en su fuero interno se consideran hoguera fundadora puesto que en 1928 participaron en la plantà de un monumento en la confluencia con Alfonso El Sabio con esta comisión, el Mercado Central y la calle Infanta. «Los vecinos de Calle San Vicente (como entonces se llamaba el distrito) pusieron dinero pero no nos reconocieron la antigüedad. Cierto es que en el Archivo Municipal no hay ningún documento sobre una hoguera en la Calle San Vicente en 1929, aunque sí del Club Magritas, un club taurino que plantaba en nuestra calle», explica María Victoria Guijarro, presidenta desde el año pasado. «En el 75 aniversario de las Hogueras tuvimos problemas con la Gestora y nos quitaron el honor de ser hoguera fundadora», añade su antecesor en el cargo, Emilio Noblejas, que estuvo diez años de mandatario y que está arraigado a la comisión desde niño ya que con 8 años fue banderín.

Ilustrándose en la historia del distrito, explican los festeros que sí hay documentos que prueban como primera plantà la del año 30. «Hubo un presidente, Isidro Maestre Guijarro, que presentó el permiso para plantar en la calle San Vicente esquina con Vicente Inglada». Fue el «Monumento a Cervantes», de 8 metros de altura y obra de José Amat, quien en 1931 firmaría «Memories a Blasillo», ganadora del premio que otorgaba la popular publicación «El Tío Cuc». Los documentos del Archivo Municipal indican que Juan Esteve García construyó «Poc a poc la República avansa» en 1932, y al año siguiente volvió José Amat con «Ben treballat», que ganó el premio Compañía de Tranvías, remunerado con 100 pesetas. El presidente era Juan Ramón Sarrió. Fue una foguera triangular, alegórica a los banquetes de las autoridades en contraposición con la Cocina Económica de los «vagabundos». Hubo ese año 1933 en la calle San Vicente dos infantiles, «A moneta, a moneta...» y «La elaborasió del tabaco», ambas por iniciativa privada, como recoge la asociación cultural Alicante Vivo. Aún antes de la guerra, en 1934, el distrito contrató al emergente artista Agustín Pantoja, que dio muestras de una estética nueva en «Lo millor de la Festa», una hoguera de siete metros el año en que el distrito sacó a su primera Bellea.

Acabada la contienda, Carrer Sant Vicent plantó ya en 1940. «El sueño del agua» es el lema del monumento que firmó Ramón Marco en 1949 y en años sucesivos contaron con el ingenio de Sarabia, Capella, Esplá, Granja y Francisco Vázquez, todos artistas alicantinos. La hoguera solía adornar la calle con banderitas, y cuando el Ayuntamiento lo permitía decoraban las palmeras con cañitas e incluso un año con los escudos de todos los municipios de la provincia, como recuerdan los más veteranos, Juan Molina, fundador de la comisión infantil en 1976, tras muchos años en la adulta; y Joaquín Galindo, presidente a principios de los 90, quien, de niño, según contó, montó una hoguera con caballitos que se movía en lo que hoy es el parque de bomberos de Alfonso el Sabio, entonces un descampado, con un grupo que se llamaba «Els quinze amiguets». Los festeros tienen muy a gala haber sido la única comisión que ha presentado a sus bellezas en la Concatedral. «Fue en 1994, con Tomás Valcárcel y una misa criolla. Fue espectacular, de premio, nos dijeron. Pero no nos lo dieron».

La calle San Vicente fue muchos años epicentro de los desfiles oficiales. Por ello, el Ayuntamiento costeaba el alumbrado de fiestas, una gran ayuda para una comisión pequeña, que antiguamente tenía más de 500 cartillas, «colaboraba mucho el vecindario, y el comercio», algo que ahora han perdido. Cada día de Hogueras, a las 12 del mediodía, tiraban una traca de punta a punta de la calle, algo que también les prohibieron.

Hoy día, sobreviven con las cuotas de sus festeros, 864 euros los adultos y 420 euros los niños, y el dinero lo dedican básicamente al monumento. En junio el artista Antonio Cascales plantó una hoguera viviente sobre la cultura íbera con el grupo Pobladores de Elche, sin premio pero que cosechó elogios de arqueólogos y concejales de Cultura, quienes asistieron a las representaciones y la cremà. En 2015 repetirán con el mismo artista, que reproducirá escenas de la hoguera de 1935, la de la República. Será el 85 aniversario del distrito, y lo celebrarán recuperando los pasacalles con música para disfrute de los vecinos. Les encantaría que entrara gente joven para dar aún más ambiente a su racó, donde se reúnen 500 personas. Porque serían muchas más si consiguieran que el Ayuntamiento cerrase la calle al tráfico en Hogueras, como reclaman. Y es que más de un coche se ha empotrado en el racó. Además, podrían plantar una hoguera mejor. «Si nos toca la lotería, en Especial», sueñan los festeros. Sea como sea, con alegría, como reza su lema de toda una vida.