Muy cuesta arriba se le había puesto al tripartito que gobierna Alicante su propuesta de modificar el Plan General que data de 1987 para permitir la implantación de nuevos formatos de comercio en la trama urbana, excepto hipermercados, para reactivar el tejido económico, crear empleo y equilibrar el modelo de grandes superficies en la periferia, recogiendo la demanda de las asociaciones de pequeño y mediano comercio. Pero salvó los muebles a última hora evitando otro fracaso como el del Catálogo de Protecciones gracias a la inesperada ausencia, en el pleno de ayer, de la tránsfuga Nerea Belmonte, y al también sorprendente voto positivo del otro edil no adscrito, Fernando Sepulcre. Los dos se abstuvieron en la comisión de Urbanismo, como el resto de la oposición. De haberse repetido, lo habrían tumbado.

El debate se presentaba enconado porque el PP deslizó a última hora una enmienda que enervó al edil de Urbanismo, Miguel Ángel Pavón. Con ella el grupo popular pretendía evitar la «condena» de la llegada de Ikea Alicante que, afirman, acarreará la ya aprobada modificación del PGOU al limitar la instalación de nuevos centros comerciales en la ciudad en favor de las medianas superficies. «La propuesta es un caramelo por la ampliación de superficie para pequeños y medianos comercios en el casco urbano, pero a la vez una manzana envenenada porque supone el cierre efectivo de la entrada de Ikea en la ciudad y de proyectos similares», dijo Luis Barcala, portavoz del PP, partido que sostiene que se excluye a Rabasa como futuro eje comercial. «Si el artículo 95 recogía una zona de Rabasa con vocación comercial y le quitamos el eje de la avenida de la Universidad, Rabasa incluida, el mensaje es claro. No queremos que Ikea se instale en Alicante», señaló.

El tripartito intentó desmontar este argumento. Pavón agradeció a Sepulcre su «responsabilidad», e instó a Barcala a «dejar de mentir a los alicantinos». «Ustedes vuelven a las andadas con el plan Rabasa, cuyo ámbito está anulado. Ese suelo ya no es urbanizable porque los tribunales tumbaron el engendro que promovieron. No tienen palabra», le espetó, tras repetir varias veces «Ikea sí, macrocentro no», inviable como se concebía al principio con la modificación aprobada.

El alcalde, Gabriel Echávarri, acusó también al PP de introducir el desasosiego diciendo que el cambio del planeamiento (artículo 95 del PGOU) impedirá la llegada de Ikea. «No metan miedo. No podemos regular los usos de una zona no urbanizable», dijo, apoyándose en el informe que leyó el secretario municipal indicando que el suelo de ese ámbito es rústico y que por ese motivo no se puede incluir en ese artículo ni calificar sus usos. «Si se recalificase en el futuro, sí podría convertirse en eje comercial», dijo.

En plena discusión, se coló el anuncio del Ayuntamiento de El Campello de que va a iniciar contactos con Ikea. El PP ve en riesgo los más de 200 millones de euros de inversión que acarreará su llegada y más de 2.200 empleos. «Aquí no se inicia nada y lanzamos el mensaje de que se vayan a El Campello», dijo Barcala. La enmienda del PP fracasó por un empate a 14 votos, y el cambio en el planeamiento salió adelante por 15 fotos frente a 13. En el pleno intervino Juan Francisco López en nombre de la asociación de comerciantes Plaza de Argel y del Colectivo de Comerciantes para defender los nuevos formatos de comercio, «que no van en absoluto contra Ikea, que será un estímulo para Alicante, aunque no a cualquier precio». Mari Ángeles Cinos, de los comerciantes de Fecoema y vocal de la Junta de Distrito 2, destacó «el grave error de poner trabas u obstáculos al proyecto de Ikea en Rabasa».