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«Cuando mi mujer me ofreció un riñón, le dije si estaba loca. Ella tiene pánico a los médicos»

Tras ver a su marido cuatro años en diálisis, Conchi Bañuls cogió «el toro por los cuernos». «Vi que cada vez iba a peor y di un paso adelante», explica con total naturalidad. Su generosa decisión implicaba quedarse con un riñón menos, «pero eso era lo de menos», añade. Su marido aún se sorprende ante la valentía mostrada por su mujer, que resultó ser compatible con ella, también en cuanto a los órganos. «Cuando me ofreció un riñón, le dije que si estaba loca. Ella siempre ha tenido pánico a los médicos...», explica Francisco Bocio, el beneficiario. El proceso previo al trasplante no fue sencillo ni rápido -se prolongó casi dos meses-, pero el resultado ha sido «excelente». «Basta con ver cómo está ahora Francisco», dice Conchi, a la que interrumpe su marido:«Estoy divinamente. Puedo subir escaleras, andar sin tener que ir con la boca abierta...».

En los últimos años, el trasplante entre vivos está aumentando. Ahora representa un 18% y la mayoría de los donantes, un 70%, son mujeres. «Son más generosas, no hay otro secreto», dicen los expertos.

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